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Visita

Regreso a mis sueños, está un poco nublado, hace mucho frío, el paisaje se volvió gris. 

Me dirijo hacia la universidad, está muy limpia y elegante, los rectores y los alumnos hacen sus clases con normalidad, hay bullicio por parte de los alumnos de los ciclos menores.

Me ven muchos estudiantes, yo solo paso entre ellos, trato de evadir las miradas curiosas.

Me muevo con un poco de inseguridad, pero aparento no tenerlo. Busco a Cetari, necesito hablar con ella. Veo a un profesor que se acerca hacia mí. 

-¿Que hace fuera de su aula jovencita?- me pregunta.

Por lo visto es el prefecto, usa una camisa, una casaca deportiva y lentes, su presencia inspira autoridad. Creo que no sabe que yo no estudio aquí. Respiro profundo.

-Busco a una compañera profesor, se llama Cetari,  Cetari Valero- le respondo.

-Esta en clase de literatura, al rato se terminarán las clases, por lo pronto deberías estar en tu aula- me recalca.

-Claro profesor, gracias

Procedo a retirarme del pasadizo de la universidad, evito toparme con algún profesor o con el mismo prefecto. Salgo al jardín y sin saber que hacer, me siento en el columpio del árbol en el que están los collares de oro. Me quedo así, mirando el panorama, por fortuna ningún alumno o profesor me descubre. 

Cierro los ojos y empiezo a respirar lentamente, quiero que el aire de este lugar penetre mis pulmones. Algo me interrumpe, un sonido en el interior de la universidad, que se dispersa, abro los ojos, veo hacia atrás, muchos alumnos se dirigen hacia donde estoy, las clases han acabado y los alumnos se van a sus casas o vienen a relajarse al jardín. 

Me levanto y salgo del lugar, primero porque tengo que encontrar a Cetari y segundo porque no quiero toparme con los alumnos, salgo del recinto. Busco por el patio de la universidad, voy al pasadizo. Nada, Cetari no está, regreso al patio, entonces creo verla de reojo en el jardín, voy allá rápidamente, no quiero que se vaya a perder. 

Voy al jardín, procuro pasar desapercibida, Cetari está en medio de un grupo de alumnas. Que mal, gente ¡lo que me faltaba!. Trato de calmarme. 

Respiro hondo y prosigo mi marcha, por fortuna, el grupo de chicas comienza a despedirse y cada una se va por diferentes rutas, Cetari se queda sola y se dirige a la biblioteca. Es ahora o nunca. Me interpongo en su camino.

Ella se sorprende, lleva puesto una chamarra color blanco, calcetas y tenis. Sonrío.

-Hola Cetari te estaba buscando, quería verte.

-Hola Andrea

Se ve un poco abstraída, creí que iba a estar alegre por mi visita. Trato de mostrarme tranquila.

-¿Cómo estás Cetari?, Te extrañé mucho.

-¿Te parece si hablamos en otro lugar?- me pregunta.

-Claro

Nos dirigimos hacia la biblioteca, hay silencio allí, es mi segundo lugar favorito de la universidad.

Nos acomodamos en una mesa, las personas no notan nuestra presencia todos están como hipnotizados por el hechizo que les causa sus respectivos libros.

Me siento nerviosa, desconozco la razón de mi inquietud.

 Trata de calmarte, es tu amiga, ¿Qué pasa contigo?

Cetari empieza a hablar.

–¿A que viniste?

-Pues vine a…- me quedé pensando, ¿A que había venido realmente?, ¿A verla?, ¿A decirle que la extrañaba?, ¿A contarle mis problemas?, ¿A qué?…

Me miró confundida, al ver que no le contestaba, ella habló

-Ha pasado mucho tiempo desde  nuestra última plática, hoy viniste sin avisar, creí que ya nunca más ibas a venir.

Asentí muchas veces, yo también había pensado eso. Se veía triste, no quería verla así. Ordene mis pensamientos a toda velocidad y empecé a hablar.

-Cetari, disculpa que no te haya visitado mucho, se que he estado muy ocupada en asuntos anodinos, y que me olvidé de ti. Pero la verdad es que te extrañaba mucho y quería verte nuevamente.

Su semblante suaviza. Eso me calma, me relajo un poco.

-Mi vida ha estado un caos ¿Sabes?, Tenía tanta presión acumulada que pensaba que iba a explotar como una bomba atómica – me doy cuenta de que mi voz está débil, trato de mostrar seguridad- por eso he venido hoy, disculpa si no te avisé, no pensé que hoy estarías ocupada.

–No lo estoy- su voz también recupera un poco de fuerza.

–Mm, ¿Te incomoda mi visita?-Me siento culpable de su tristeza.

–No, me agradó que vinieras, pero por favor, no vuelvas a irte por mucho tiempo, y luego volver como si nada.- Su voz es clara, su petición también (si te vas a alejar, aléjate de una vez, si vas a quedarte, quédate y seamos lo que siempre fuimos, amigas, que nada sea a medias).

-Tienes toda la razón, disculpa mi frescura.- Me siento desarmada y descubierta.

Ella me ve, recupera su sonrisa.

-Tranquila, ya pasó, lo bueno es que estás aquí, ¿Cómo has estado?, Te eché de menos.- me mira interesada.

-Un poco mal Cetari, hubo problemas en mi casa, y pues todo está patas arriba.- Le digo

-Mm, tranquila, todo va a pasar, ¿No quieres hablar de aquello verdad?

Asiento, me cuesta hablar de mis sentimientos, incluso con ella.

-Esta bien, pero si algún día lo quieres hacer, estoy aquí- sonríe.

-Gracias por entender Cetari- mi nerviosismo desaparece. Ahora veo todo un poco más claro, solo deseo su compañía, quiero mi mente tranquila, quiero disfrutar del silencio de mi alrededor.

Ella también cierra sus ojos y descansa.

Al rato me siento mejor, y le pido que por favor me acompañe al jardín. Cetari me dice que sí. Nos dirigimos hacia el lugar, pero está plagado de estudiantes.

-¿Qué dices si vamos por ahí?, Podemos ver árboles, casas y luego jugamos algo.

-Claro, sería genial- su propuesta es buena y me devuelve la vida. Salimos de la universidad y vamos calle abajo, hace frío es cierto, pero en el viento  empiezo a percibir calidez.

Cetari decide comprarse dos helados, yo la regaño, diciendo que hace mucho frío para eso, ella me mira y se ríe.

-El helado está delicioso, ¡Pruébalo!- me reta- además solo será por hoy.

Le echo una mirada rápida al helado, se ve rico. Cetari lee mis pensamientos y se vuelve a reír. Me siento descubierta y también me río.

-Okey señorita Cetari, solo por esta vez- le digo con voz graciosa.

Seguimos caminando comiendo nuestros helados, hace un viento frío, y la gente apresura sus pasos. Solo algunos negocios están abiertos. Cetari empieza a sentir frío, le digo que vayamos a la universidad, porque la calle  ya parece un congelador.

Nos dirigimos a la universidad rápidamente. 

-Espera- me dice Cetari- ¿Y si vamos un rato al parque?.

Pienso por un momento, el parque está al frente la universidad, accedo.

-Si, claro, vamos.

Nos sentamos en una de las bancas y empezamos a hablar. Me dice sobre las cosas que le pasó en la universidad, y de cómo aprobó todas sus materias.

Yo le digo avergonzada, que me faltan muchas clases, y que los profes me tienen bajo amenaza de muerte.

Ella me mira. 

-Tienes que esforzarte más, ¿Qué pasa?- me dice- tú eres súper inteligente. 

-Si, solo que me preocupé de mis problemas y no de mis tareas, pero ya está decidido, debo ser responsable.

-Si, si quieres yo te puedo ayudar, si no puedes algo, solo me dices.

-Gracias Cetari, eso haré.

Las nubes se dispersan un poco.

–Cetari, creo que debo irme- le digo. Te visitaré lo prometo. La abrazo y me voy.

 

 

 

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