Hola;
Está carta no es una despedida porque en realidad no quiero decir adiós. Un adiós es algo absoluto, algo duro, algo cruel, más bien te diré mis sentimientos, emociones, mis pensamientos,
mis tormentos.
Los motivos son muchos, el desorden
en mi cabeza es evidente, el ritmo de
mi vida está girando constantemente,
sin dirección, sin sentido y hasta ahora solo lucho por vivir .
No sé sí alguien más haya hecho esto contigo, te confieso que es la primera vez que escribo algo así de este estilo, es necesario hacer esto, pues todos los días tú estás en mis sentidos.
Eres como una gota de agua que cae constante día a día, noche a noche, sigo sin encontrar una puerta o una salida.
No es un reclamo o una queja, o quizá sí, porque si hubieras aceptado lo que te decía en el pasado todo estuviera diferente, quiza la amargura y la tristeza no estuvieran presentes en mi mente, fuéramos felices sin importar lo que dijera la gente.
¿Recuerdas que te decía?
Deja ese trabajo busca algo diferente, estás en tu zona de confort tienes mucho potencial pero, el miedo no te deja actuar, no te dejá ver más allá, pero bueno al final las cosas sucedieron de una manera diferente.
Se que también te sientes mal, te sientes triste, créeme que me gustaría estar ahí contigo para secar tus lágrimas, abrazarte y decirte:
NO ESTÁS SOLA, NO TENGAS MIEDO, NUNCA VOY A FALLARTE.
Llegan los recuerdos y las lágrimas brotan, me pongo a imaginar todo lo que hubiéramos podido ser pero quizá nunca será.
Recuerdo los días de caminar y platicar bajo las cajas de los trailers,
recuerdo cada palabra, cada risa,
cada lágrima.
Recuerdo el primer beso,
el primer abrazo y la primera caricia.
Recuerdo tus palabras dulces
y las hirientes.
Me atrajo a ti lo que se vé, lo evidente:
Tus ojos, tú sonrisa, tú caminar,
tus manos, que solían oler diferente,
tu cabello peinado y alborotado,
tú orden, tú letra, tú limpieza, tú sentido del humor, tú chispa, tú energía,
entre tantas otras cosas…
Me enamoró de ti, eso que no se vé,
y que pocos conocen:
tus sueños, tus miedos, tús ganas de ayudar y servir a la gente, tú alma blanca, tus deseos de superarte, tú valor para enfrentar las situaciones adversas, la dedicación con la que te entregas al ser tan maravilloso que emanó de tú vientre, el amor incondicional hacia tú Madre,
el respeto a tus padres (el que puso su ADN en tí, y el que crío, educó y dió lo mejor de si para ti).
Solía imaginar mi vida a tu lado,
tienes razón me atribuía cosas que no eran para mí, eso quizá te asustó,
te abrumó, te harto, que decidiste expulsarme de los proyectos de tu vida.
Imagine nuestras vidas juntos formar una familia aún cuando nuestros retoños no tienen la misma sangre, el amor sería el máximo vínculo que nos uniría.
La he pasado mal todos estos días,
tengo miedo a que llegue la noche porque al cerrar los ojos la película vuelve a repetirse.
Es culpa mía, entregué todo y esperaba la misma respuesta, pero sabía que tenía que darlo todo porque tú lo merecías y lo sigues mereciendo, porque eres única, eres perfecta, eres genuina.
No te debo de culpar por hacer de esos días los mejores de mi vida, compartir contigo lo que soy, no te oculte ni sueño, ni un miedo o alguna ilusión.
Aprendí tanto de tí, a no tener miedo, a tener valor, a ser un buen ejemplo, a cantar, a reír, a pintar de colores mis días grises.
Me diste la ilusión de volver a confiar en el amor, que más quisiera que tus sentimientos me perteneciera.
Tengo que dejar de pensarte,
de esperar una llamada o un mensaje, tengo que aprender estar sin tí, aprender a recordar cómo era mi vida antes del 25 de julio 2020, donde nuestras miradas se cruzaron y la primera conversación surgió, me cuesta, me duele,
arde, quema, me consume.
El amor es un gran don, una bendición, cuando es correspondido es una gran felicidad, yo lo viví, y te agradezco por darme esa oportunidad de conocerte, de ser parte de tu vida, por haberme presentado a tu clon, a tu gran amor, tu hija.
Gracias por darme ese privilegio de tomarte de la mano, de llamarte: mi novia, me sentía orgulloso cuando me decías o me escribías, amor, me sentía tuyo, exclusivamente tuyo.
Es cierto también es curioso, enamorarme de ti y que tú me hicieras caso cuando el pronóstico era lo contrario.
Me enamoré como un adolescente, de ese amor surgieron muchos poemas, muchas ilusiones.
Te agradezco infinitamente lo que hiciste por mi descendiente, se identifico contigo y con tu tesoro, que aún sigue preguntando por ustedes, las recuerda con mucho cariño.
Gracias por ser como eres y no esconder nada, gracias por qué me hiciste ilusionarme, enamorarme, motivarme,
ver la vida y sobre todo el amor de otro color, de un color morado.
Siempre habrá una palabra, una frase, una canción, un poema que me hará recordarte y se alegra mi corazón…
PORQUE TÚ SIEMPRE SERÁS:
MI CORAZÓN MORADO 💜