Una mirada para sentir
Apagué el motor del auto. Abrí la puerta y bajé con cuidado. El suelo era resbaloso. Hacía frío y me sentía algo tenso. El guardia de seguridad del lugar abrió la puerta y con cortesía dijo buenas noches, respondí de igual manera. Busqué la mesa más cercana a la puerta y pedí al mesero una cubeta de cervezas.
Destapé una y le di un sorbo largo, la espuma y el frío líquido empezó a recorrer mi garganta, se sentía muy refrescante. Estaba apunto de iniciar el ahogamiento de mis penas.
Las luces colgadas de los árboles daban un enfoque precioso del lugar. Sentía miradas, tal vez se preguntaban qué hacía un hombre como yo, tan solitario y callado. La brisa fría acariciaba mi cara, mientras perdido en mis pensamientos, fingía mirar las mesas a mi alrededor. En un momento, como cuestión de películas románticas, el rechinar de la puerta de vidrio llamó mucho mi atención. Giré mi cuello de forma inmediata. Escuché traquear mis huesos. Quedé inmóvil y olvidé por completo respirar. La dama que entraba era hechura de otro planeta. Sus cabellos negros combinaban con su blusa, tenía labios perfectos. Su rostro era angelical y tenía más presencia que cien modelos concursantes del “miss universo”. Era perfección y encanto puro.
Vestía de forma elegante pero sencilla, nada despampanante, sin embargo, era la mujer más notoria del lugar. Podría apostar que del mundo.
Embelesado en el momento de su entrada, olvidé disimular. Su mirada me encontró. Tragué saliva y respiré a la vez, de forma desesperada. Causó ganas de toser y mi gesto fue algo extraño. Empecé a actuar muy torpe y mirar sus labios me hacía entorpecer más. Me dijo “Hola” y sonó a la más dulce sinfonía. Ella me sonrió.
Juro que me enamoré. Por eso olvidé responder el “Hola”. Solo podía sonreír como tonto, mientras mis mejillas temblaban. Creé miles de escenas en mi mente donde respondía como un galán de novela, pero estando frente a ella, lo único que se me daba bien, era admirarla. Sintiendo como se estaba quedando grabada en mí. Muy dentro de mi corazón, justo clavada en mi pecho.
-Dhierich Jarwell
Me gusta mucho tu forma de escribir, tienes muy buena redacción y ortografía. Además logras transportar al lector y transmitir. Muchas gracias por compartirlo.
Muchas gracias, es un honor, me alegra saber eso. Saludos desde Panamá, Salma.
Muy buen texto. En el vivo vimos la diferencia entre narración y descripción.