Clic en
las manos
para votar

Clic en las manos para votar

Sonrisa

Ya entendí que nunca estarás conmigo. Quiera Dios que se salga de mi alma este absurdo, este deseo, este error, que es querer que me quieras. Yo te quiero, José, pero hoy día entendí, y con lágrimas en los ojos te lo digo, que yo solo querré a quien pueda admirar. Y alguien así de superior a mí, jamás, jamás José, me podrá amar. Esta será quizá la última, si no también la primera carta que te dedico. Es la presentación de una pasión que se humilla cuando se exalta, que se cuenta como una historia con el final grabado en la primera página. Hoy te confieso haberte querido; he soñado contigo y no he despertado de la irrealidad de ese sueño todavía. Soñé que me mirabas, con algo de desconcierto respondía a tus palabras. Soñé que seguíamos hablando, por espacio de aproximadamente dos minutos. No recuerdo que te dije, pero vi que sonreías; y me dije, imposible que me quieras. Por lo menos seré eso que a tu juicio valió la pena una sonrisa.

Sonrisa

Comparte este texto