Estimado Emmanuel,
Al leer tus escritos presumo que lindas entre los veinte y veinticinco años. ¡Qué edad maravillosa! Un tiempo para absorber el mayor conocimiento posible para después ponerlo en práctica. Me gusta tu estilo de escritura, pulcro, minucioso y con gran atención a los detalles.
Me da la impresión que eres una persona que ante cualquier cuestión busca la excelencia, trata de hacer la milla extra, lo que pocos se atreven o por miedo o por pereza. Pero a tí eso no te importa, porque conoces la disciplina y la aplicas primero a tí mismo y después al resto. Tal característica es muy buena, hasta cierto punto la entiendo y la valoro.
Sin embargo estimado Emanuel, a veces tal tesoro puede convertirse en un arma de doble filo, puede lastimar a quienes te rodean y por ende a ti mismo. Espero que el camino que te queda por recorrer te enseñe la fantástica “levedad del ser”, que puedas aprovechar al máximo el gran potencial que tienes, vivirlo con equilibrio y alegría. Porque es solo en los pequeños detalles, en la simplicidad de la vida que reside el secreto de la felicidad y el tesoro más preciado: Dios.
¡Un abrazo a la distancia!
K
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Muchas gracias por tus palabras. Sí, lo sé. Trato de luchar contra eso y siento que voy de gane. Muchas gracias por escribirme. ¡Abrazo a la distancia! 🙂
No olvides el PG.