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RETO #20. MI ULTIMO DIA

El Rocío de la mañana en las zonas Rurales de mi país,  es tan diferente al de la  capital. Se siente con más intensidad la humedad que baja desde el cielo, como gotas de aguas frías para hidratar la naturaleza. Y más si estas en una  cabaña rodeada de árboles  y flores, como lo estoy yo.  No puedo explicar textualmente como me siento cuando estoy tan cerca de la naturaleza. Se escuchan los pajaritos que viven en los árboles en sus nidos creado por ellos mismos, y el sonido del agua correr del rio que está detrás de la cabaña. Tengo frente a mí la escena más sublime de la naturaleza rural.

Aquí quiero pasar mis últimos días, respirando el mismo aire que respira los árboles, y el mismo aire que también respira Rodrigo, el amor de vida.  

Estoy sentada en la galería de la cabaña, meciéndome en una hamaca, con mi cabeza pelada cubierta con un pañuelo rosa, que me compro mi madre desde que mi pelo empezó a caerse por causa de las quimioterapias. Es el único tratamiento incierto para esta maldita enfermedad, que te consume el cuerpo y la fe de vivir. Tengo cáncer de mama. Hace un año que padezco de esta maldición… el cual no pude combatir.

—Amor, este frio no te hace bien. —me dice Rodrigo saliendo de la cabaña, para sentarse cerca de mí.

—No importa. —Le respondo sonriendo. —Tengo mi cabeza tapada, y este abrigo de lana me cubre bien.

—Está bien. —Responde Rodrigo tocando mi mano derecha. Su mirada es amorosa, se nota tan sereno. En momentos lo siento perdido en sus pensamientos, y aunque su mirada es amorosa, refleja tristeza en ella. En el mejor momento de nuestra relación me pasa esto. Cada vez que me repito esa frase en mí cabeza, mi corazón se encoje de dolor.

—Acuesta aquí, conmigo. — le digo dándole espacio en mi hamaca para que se acueste detrás de mí. Él no se opone, hace lo que le digo. Se acomoda, y me abraza fuertemente. Posa un beso en mi mejilla izquierda susurrándome lo mucho que me ama.

—Yo también te amo Rodrigo, pero sabes que ya casi me voy, y no nos vamos a volver a ver. Prométeme que no vas a dudar en volverte enamorar. Eres el mejor hombre que conozco.

— ¡No me pidas eso Sahí! —Me exclama abrazándome fuertemente. —Yo te amo demasiado. —Me dice entre sollozos. Miro hacia atrás, viendo a un hombre fuerte, llorar por la mujer que ama.

—Eres mi príncipe azul. Pero tenemos que estar conscientes que en menos de un mes ya no estaremos juntos. Y tampoco veré a mi familia. Y además tienes…—Rodrigo me silencia con un beso. Yo lo intensifico, es un beso desesperante y lleno de lágrimas por los dos. No me quiero morir, pero no es mi decisión. Termino el beso uniendo nuestras frentes.

—Necesito que seas fuerte, y que no cierres tu corazón. Prométemelo por favor. —Rodrigo no responde. Solo me abraza fuertemente. Invitándome a ver el panorama que elegí para pasar mis últimos días de vida. Hoy me siento más débil que nunca, casi no puedo respirar, y la amputación del seno que me cortaron para ver si el cáncer desaparecía, me duele muchísimo. Pero no vale la pena quejarme, si el dolor y  el susurro de la muerte no desaparecerán.

Pasamos la tarde acostados en la hamaca, recordando el día en la playa, cuando Rodrigo me pidió que fuera su novia, la noche en el restaurante cuando me propuso matrimonio. Y la primera vez que hicimos el amor. Lloro sin decirle los motivos. Lloro de alegría, de tristeza,  de amor, de miedo.

Disfrutamos tanto este día, sin saber que sería el último. En la madrugada sentí como mi alma abandonó mi cuerpo, y dejaba a Rodrigo solo, en esa cabaña tan alejada del mundo.

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romina
2 años desde

Bien. Cuidado los verbos, si es presente debes mantenerlo siempre. No confundas narración y descripción con acotación. Revisa el reto.