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RETO 20

Alguna vez en la vida me tenia que topar con la tristeza, la desesperanza, la melancolía y me hizo darme cuenta de todo lo que me rodeaba, de su belleza. Observe cada detalle y me pregunté ¿que fue lo que estuve  haciendo durante tanto tiempo? No había sido capaz de admirar mi alrededor. Una vez que te encuentras en la oscuridad, aprendes a apreciar el resplandor. 

Otoño de 2011. observaba el crepúsculo que era enmarcado por la ventana, una mezcla entre luces rosas y anaranjadas. hacía frío en el consultorio. 

Mi cuerpo entero era incapaz de moverse, con la poca fuerza que me quedaba apreté la mano de Aarón. Me observaba con detalle, descifré la nostalgia en su mirada. No soportaba ver el daño que le causaba, el sufrimiento y cansancio se notaba en su ceño y el aspecto descuidado que ahora siempre portaba. 

La cita había término, después de salir del hospital el transcurso fue largo, Aarón condujo con baja velocidad entre las calles, le pedí que fuéramos al mirador, un espacio en silencio para hablar con el.

El césped era de un verde oscuro, la tenue luna en el cielo, anunciaba la llegada del   No anochecer, el viento estaba estático. Aarón estaba parado aún lado de mi, nuestros brazos casi chocándose. Tome una inhalación profunda antes de hablar.

-He estado observando mucho -hice una pausa-, en como pasa el tiempo y como se termina, a veces pienso en las personas que anhelan distintas estaciones y cuando están en ellas, desean regresar a las anteriores -Aarón se giró a verme con curiosidad-, me parece que no las aprecian lo suficiente, todo es cuestión de observar, pero no solo el fondo, también lo que lo complementa -volteé y le di una sonrisa, al instante fue correspondida-. Estos últimos años, lo  único interesante en el paso de las estaciones  eras tú y como combinabas con ellas. -rompí el contacto visual, escondí mis manos en los bolsillos, rebusqué la hoja de papel doblada en ellos. Cuando la encontré la hice puño. Aarón tardó unos segundos en responder.

-yo solo te observo a ti- dijo en un susurro casi inaudible.

Tome el papelito arrugado y lo comencé a desdoblar, las manos me temblaban y las sangre se me había subido a las mejillas, tenía miedo de no poder hablar.

-escribí esto, para ti- Aarón había extendido la mano para tomar la hoja, pero la pegué a mi pecho -me gustaría poder leértelo- asintió y se acercó más, nuestros cuerpos estaban a centímetros, solo había espacio suficiente para poner la hoja entre los dos.

Tenía los labios entreabiertos, las palabras no salían de mi garganta, cerré los ojos y conté para tranquilizarme. Uno, dos, tres, cuatro… Aarón permaneció atento. Tome con fuerza el papel y comencé a leer, primero despacio.

-Visitó el hospital al menos cinco veces a la semana, tomo medicamentos y terapias casi todos los días y el dolor siempre está presente, pero aún así pareciera que nada de esto estuviera pasado, creo que es tiempo de que piense en voz alta, lo que nunca me he atrevido a decir. Estoy muriendo – los ojos de Aarón se  habían vuelto cristalinos-.Y quiero que sepas que no tengo miedo por mi, tengo miedo por ti, de dejarte aquí con las heridas de mi ausencia, ser la culpable de hacerte morir en vida por medio de la tristeza-le di una mirada fugaz a Aarón y proseguí-. Nunca nada es como queremos, nunca nada es lo que debe ser, las personas vienen y van, se pierden ante eventuales muertes y está bien. Tal vez cuando me tenga que ir una parte de mi muera en tu corazón, pero te aseguro que a la mañana siguiente habré crecido aún más y no para aferrarme a ti, sino para alentarte a seguir viviendo. Quiero que recuerdes todas esas estaciones que vivimos juntos y puedas escribir más hermosas, pero sin mi en ellas, que no te limites de amores por culpas, por errores de la vida y no tuyos.

Para cuando regrese la mirada a Aarón, podía ver mi reflejo en las lágrimas cristalina de sus ojos que se negaban a caer.

-pensé que yo también moriría contigo, pero voy a vivir, solo por ti, pero te prometo que cuando esta vida termine, te buscare en la siguiente. -Su voz era entrecortada, pero su declaración firme, tenía la mandíbula tensa por reprimir las lágrimas. Carraspeo.

La obscuridad había llegado, las luces de las luciérnagas alumbraban el mirador y la luna a nosotros. Talle con los puños mis ojos y seguí leyendo.

-No comentas el error de creer que me necesitas para ser feliz. También quiero darte infinitas gracias, me hiciste sentirme viva aún cuando creía que lo había perdido todo, me diste esperanza  a pesar de las noticias y estuviste conmigo las noches en las que pensé que el mundo terminaría y me hiciste recordar los momentos en los que vivía, en los que en realidad estaba viva-no lo soporté más, mis lágrimas salieron como cascadas después de una tormenta, toqué con mi palma mi pecho, esperaba controlar mi respiración, mi pulso había aumentado. Aarón me tomó el rostro y limpió con sus pulgares mis mejillas, retiré sus manos con delicadeza y retomé la lectura-. Por último quiero que sepas que pienso gastar todas las estaciones que me quedan contigo- Aarón me tomo entre sus brazos en un impulso, nuestras lágrimas se unían, escondí mi rostro en su cuello. me aferraba a él como si todo dependiera de ello, como si eso detuviera el tiempo. 

Dije algo más que no estaba escrito en la carta-. Decirte cuanto te amo es lo único que me queda antes del colapso, porque nunca sentiré de nuevo lo que tú me hiciste sentir.

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romina
2 años desde

Recuerda, no es solo decir, es hacer sentir. Vuelve a leer los retos de diálogo y forma.