En la soledad de la noche, cuando el silencio abraza la oscuridad, y la calma cobija las almas; es cuando más falta me haces Señor. Te busco entre las tinieblas y no te encuentro. No escucho tu voz. No te siento. La gente sufre y tú sólo contemplas su dolor en las alturas. No escuchas su clamor. Los has abandonado. Me has abandonado.
Tomo mi Biblia. La hojeo. Hace tanto tiempo que permanece cerrada. Me olvido que siempre está ahí para mí.
Un relámpago ilumina el manto nocturno, y un trueno retumba a lo lejos. Densas gotas de lluvia caen y golpean mi ventana. La lluvia es torrencial. Dios llora.
─No fue mi intensión el ofenderte Señor. Sólo quiero respuestas, tus respuestas. En verdad las necesito. Nuestro mundo colapsa. Hoy más que nunca somos vulnerables. Tememos salir. Nuestras casas son prisiones. Un beso y un abrazo es un arma mortal para el que amamos. La gente muere sola, sin despedidas, sin un simple adiós. No te ocultes de nosotros. No te rindas ante los errores de tus hijos. Por favor, levanta este castigo.
─ “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; más no se apresure tu alma para destruirlo. Escucha el consejo, y recibe la corrección, para que seas sabio en tu vejez”. (Proverbio 19 18:19)
─Entiendo. Aún tienes fe en nosotros. Mano firme hace al hijo bueno. No se trata de un castigo. Es una lección para aprender. Pero, es una lección muy difícil ¿No crees? Nos desmoronamos. ¿Puedes volver a unir nuestras piezas? ─cierro mi Biblia, espero una respuesta directa.
─No lo creo necesario ─escucho una voz en mi interior─. Mis hijos no son piezas de ensamble para armarse a voluntad. Con cada lección no se rompen, ni se desmoronan. Se transforman. Las piezas que se caen son las que ya no les sirven. No hay que recogerlas. Hay que agradecer su servicio y reemplazarlas por otras. De eso se trata la renovación.
─El cambio es doloroso Señor. Renunciar a nuestro antiguo yo es como arrancar de tajo un plumaje. Nuestra fragilidad queda al descubierto.
─Te equivocas. Lo que duele no el cambio, es la resistencia a él. Esta lección no viene a cambiar al mundo, viene a transformarlo. Regresar a lo básico ayuda a evolucionar. Están estancados. Se destruyen a sí mismos. La ley del menor esfuerzo rige sus vidas. La inmediatez controla su placer. Sobreviven al día con día. Transformar su estilo de vida, se vuelve necesario. Reencontrarse consigo mismos y con los demás, lo es aún más. Son mi mejor obra. En sus manos está el renovarse, o morir. Yo, sólo proporciono el medio para hacerlo.
Afuera, la lluvia cesa. Todo está en calma. Escucho su mensaje claro y fuerte. Esta noche, he vuelto a hablar con el Señor.
¿Qué narrador estás usando, primera o segunda persona?
Los diálogos mucho mejor. Recuerda Conectar.. la ontología no debe sentirse lejana o fría al lector.
Gracias Romi. Debo trabajar más en ello. Nos vemos al rato. Saludos