Una hermosa historia de amor, me hacía perderme por completo en mi mente, una realidad soñada, una cautivadora melodía, seguida por la sinfonía de una promesa.
Siempre he admirado a las personas que creen en Dios, porque creen en algo que sienten, que respetan y aman. Y en ese amor, se encuentran a ellos mismos, encuentran una paz tan apacible que nada más en el mundo podría dárselas.
Yo creo en una persona que me inspiró y me guió en mi camino, que al día de hoy sigue conmigo, brindándome una tranquilidad invaluable. La respeto, la admiro, le soy devoto y la amo. Nada podría hacerme más feliz que sentir esa calidez.
Es algo que supera el enamoramiento, más allá de la fe y la esperanza. Es el saberse vivo con un propósito, es desear hacerle sentir orgullosa, es anhelar alcanzarla. Porque si tienes a alguien a quien amar de esa manera, te volverás genuinamente fuerte.
–Uriel Kaede.