―¿Por qué lo hiciste papá? ¿Era realmente necesario?―lo estremecí con mi pregunta, sin mirarme respondió
―Sé que no me vas a entender, hace años tu mamá murió y yo … necesitaba rehacer mi vida―sus voz refleja de pronto una tristeza que nunca antes había visto en él.
―¿Rehacer tu vida? ¡Que fácil! Rehacer tu vida. ¿Y por algún momento te detuviste a pensar en mí, en lo que yo sentía. En la rabia que me daba cada vez que algún recién conocido me preguntaba … y tu mamá? Porque después de mi respuesta siempre venía esa mirada de lástima que tanto detesto, como si pudieran sentir un pelín de mi sufrimiento. Los primeros días de clase, los días de la madre, ¿sabías que me enfermaba a propósito para no ir a la escuela esos días? ¡Eran espantosos! No papá no se trataba de “rehacer tu vida” por tu lado, se suponía que íbamos a salir juntos de esto, mi abuela …
―No metas a mi madre en esto―me interrumpió mientras sus ojos se encienden repentinamente
― … mi abuela se fue con ese dolor a la tumba, no te importó cuando te pidió, te imploró que no te casaras, no con Miriam papá, porque ella conocía su corazón y no quería irse sabiendo que te ibas a amarrar toda la vida a una mujer que lo único que le interesa es la plata papá. Porque ella no te quiere y tu lo sabes …
No pude continuar, me suena el celular, debo buscar a mi hijo. El destino no quiere que terminemos esta conversación, no por ahora.
¡Gracias por compartir tu escrito!
A ti por tomarte tiempo y leerlo
Bien la idea, pero estás confundiendo narración con acotación.
Gracias. Creí haberlo entendido, volveré a leer el libro.