Shots reveladores
Recuerdo que un programa de televisión dijeron que nada bueno sucede después de las tres de la mañana, esa noche lo pude comprobar.
Me encontraba de fiesta con una amiga, su novio y otros amigos. Valentina me había convencido de salir, nunca me ha gustado salir de antro, pero mi amiga insistió tanto, que terminé por ceder.
Desde que llegamos al Club, el novio de mi amiga tenía una actitud extraña hacia mí, pero yo se lo atribuí a mi imaginación. Pasamos un buen rato charlando y bailando, ellos bebían, yo era la conductora designada así que nada de alcohol para mí.
Luego de varios shots y bailes en la pista le señalé a Valentina que era hora de marcharnos, ella se molestó, pero le recordé que esa había sido mi condición para acompañarla, cuando yo juzgara que era hora de irnos, nos iríamos. Sin más, Valentina fue al baño con otra amiga mientras yo me dirigí a la entrada para pedir el automóvil con el Valet Parking. Mientras esperaba al Valet sentí como una mano me rodeaba mi cintura mientras me susurraba al oído “Me encanta como se te ve ese vestido”. Me asusté tanto que me lamenté por no haber traído mi gas pimienta ese día, pero me quedé pasmada cuando vi que el atrevido hombre ¡Era el novio de Valentina! Le reclamé molesta, ¿Qué le sucedía? Pero el alcohol había sacado su verdadero y detestable ser. No conforme con incomodarme, forcejeó conmigo mientras intentaba besarme. Lamentablemente Valentina salió en ese preciso instante.
No pude haber previsto su reacción. Se acercó furiosa a ambos, nos dirigió una mirada fulminante, pero después comenzó a atacarme. Yo le expliqué que su novio era el patán, no yo, pero ella no escuchaba, y su novio aprovechó la situación para decirle que yo lo había seducido.
Llegó el Valet con mi auto, le insistí a mi amiga que se calmara y subiera al auto para que pudiéramos charlar, pero ella seguía molesta conmigo. Su novio estaba sentado bajo vigilancia de la seguridad del lugar, quienes al ver el alboroto habían intervenido. Finalmente, Valentina aceptó irse conmigo. De camino a nuestro departamento no dijimos ninguna palabra, pero la tensión era tan evidente que se podría haber cortado con un cuchillo.
Ayudé a mi amiga a bajar y la dejé en su cama. Ella me dio las gracias y me pidió una disculpa por su reacción, en el fondo sabía que su novio era un patán, hablamos al respecto unos minutos más hasta que el sueño nos venció.
Después de esa conversación creí que las cosas entre Valentina y yo estaban arregladas, no tenía idea de lo equivocada que estaba y todo lo que me esperaba al despertar.