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Reto 17: Noah

¡Finalmente Viernes! Era el pensamiento que había estado merodeando en mi mente durante desde el inicio de aquel nefasto día. Durante el fín de semana tenía planeado un viaje a Praga; mi primer viaje sola. La felicidad no me cabía en el pecho, contaba las horas para finalmente tomar ése avión. El reloj marcó las seis de la tarde y salí a toda prisa hacia mi casa. Para mi sorpresa, noté que en las afueras de la oficina me esperaba Noah; mi mejor amiga, compañera de viajes, aventuras, confidente.

Tenía una mirada triste, que trataba de esconder entre los rizos rebeldes de su cabello, que cuándo estaba nerviosa tocaba en continuación tratando inútilmente de esconder su mirada, la conocía muy bien, y no sabía disimular sus emociones. Junto a ella estaba Paul su novio; alto, buen mozo, con unos fríos ojos verde que a veces daban miedo, y que por cierto me caía muy mal, pues estaba al corriente de todo lo que la hacía sufrir, cómo la trataba, las veces que la había hecho llorar, sus humillaciones y mal educación. Noah estaba aturdida, con la mirada esquiva me saludó casi avergonzada, un presentimiento aterrador empezó a abrumarme. Me acerqué a ellos sonriente, tratando de ser afable.

De repente Paul me liquidó con sus palabras, me dijo que era una desvergonzada, falsa, envidiosa. Yo me quedé fría, sentía un dolor en el estómago y una opresión en el pecho. Su agresión verbal continuaba ante mi estupor y el de los transeúntes que escuchaban la conversación, muchos de los cuales me conocían. Mis ojos buscaban la mirada de Noah pero ella la esquibaba avergonzada. Trataba de pensar rápido para entender lo que estaba pasando. Al ver mi reacción, él se disculpó por no decir el motivo de su reclamo. Me explicó que sus insultos se debían a que yo había aconsejado a mi amiga a dejarlo porque según mi parecer él no era bueno para ella. A lo cual, le respondí que efectivamente lo había dicho más de una vez, a raíz de ver cómo la trataba, de las veces que la había hecho sufrir y llorar. Él espetó que esas eran cosas de parejas y que yo no debía meterme, que él tenía derecho de tratarla como quiera. La escena se hacía cada vez más bochornosa, no sólo por la calidad de la conversación sino porque algunos colegas había presenciado la escena se habían detenido a observar la situación, no sólo me moría de la verguenza con ellos, sino que buscaba un aliado, alguien que me defiendese pero no encontré a nadie. Tuve que aguantarme los insultos de un patán, sin derrumbarme ante ellos, porque ganas de llorar no me faltaron.

Por último reaccioné y dije que estaba bien, que hagan lo que quieran pero que no quería que me buscasen nunca más… que era asunto de ellos. Me dirigí hacia mi casa, sintiendo una profunda tristeza no sólo por mí sino porque sabía que ése día había perdido a alguien para siempre, había perdido una hermana, una confidente

Cuando llegué al edificio donde vivía en ese entonces, mientras esperaba el asensor, mi teléfono sonó, era una llamada entrante de Noah…

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romina
3 años desde

Nos falta lectura de corrección al texto.