Despedida triste
Una mirada, una mirada triste. Ann lo miraba con una mirada triste, sentada en la cama, pensativa y confundida sin saber porque Rubens no le comunicó de su viaje. Aquel retrato en la pared, su favorito, lo sustrajo lentamente entregándoselo en sus manos, como de recuerdo. Y así, se llevaría el recuerdo de esa playa que visitaron por última vez. Rubens se acercó lentamente y se sentó junto a ella, cogiendo sus manos como de apoyo. Ella confundida intentando asimilar ese momento, no sabía que viajaría a otra ciudad sin comunicárselo antes.
Rubens desconcertado le dio la noticia del viaje que realizaría por varios meses y ella sin saber que decir. La miró a los ojos tocando su mejilla, y abrazándola fuerte, sabía que era la última vez que la vería ese año. El fin de año se acercaba, ella le mencionó, y no estarían juntos por primera vez. Ann, con una voz quedita, un suspiro triste, y una lagrima en su rostro se hizo aparecer, diciéndole lo infame que podía llegar a ser. El poco hombre que era, solo los hombres sin sentimientos hacían eso. Desconsolada y herida, aventó la taza de café que con tanto amor le había preparado. Él, no soportaba verla con lagrimas en los ojos, la abrazó fuerte por varios segundos diciéndole al oído, que no quería verla mas llorar, porque pronto regresaría.
Ella no soportaba el dolor, y con voz imponente gritándole, que no se valla, si lo hacia, sería la última vez que la volvería a ver. Porque ella no podía estar sola, ya mucho tiempo lo había estado y no soportaría mas estarlo. Rubens desconcertado, con voz intensa mencionó el televisor que no lo habían cambiado por varios años. Apuntado a sus zapatos, recordándole la última vez que los compró. La computadora era la misma de hacía mas de cuatro años. Tenía que hacerlo, cogió su maletín, serró la puerta y se fue.
Evita las repeticiones, busca en la corrección quitar aquello que sobra. Vuelve a leer el capítulo sobre DESCRIPCIÓN