RETO 15: TIEMPO VERBAL “Apariencias convertidas”

Mejor amigo “Horas como minutos”
Elías fijando su mirada en Moises dijo que parecía que quería quedar bien con todos, que era barbero y presumido, que no soportaba lo lucido que era. Él contestó que lo que le interesaba era hacer bien su trabajo aunque eso causará inconformidad en otros.
Elías llevaba tiempo trabajando para Claudia y era el primer mes de trabajo de Moisés, ella le tomó aprecio y cariño con rapidez por su forma de ser y de trabajar. En repetidas ocasiones Elías observaba con cuidado cada movimiento en él, parecía que quería hacerlo evidente e incomodarlo, lo miraba frunciendo la frente y haciendo algunos gestos extraños.
Un día Moises miró que Elías no se iba del turno. Elías se le acercó poniendo los codos en el mostrador, empuñando las manos y poniéndoselas en la piocha, levantó la ceja mientras lo miraba con cuidado y le dijo que no le caía bien. Moises despreocupado le contestó que no trabajaba para hacer amigos, que no hacía las cosas para caerle bien a los demás, sino para cumplir con las labores adecuadamente. Elías se echó a reír.
Mientras Moisés acomodaba algunos productos en la tienda, Elías le explicaba que se sentía desplazado, que desde su llegada Claudia ya no era como solía ser con él y le contestó que entendía pero que no era su culpa, salió al estacionamiento para barrer.

Siguiéndolo le platicó como llegó a trabajar allí, donde vivía, lo que estudiaba, lo que hacía para entretenerse, sus logros y otras cosas, Moisés lo escuchaba y le preguntaba mientras barría el estacionamiento, trapeaba el piso, cobraba algunos clientes y limpiaba los cristales.
Elías lo siguió por toda la tienda, le contó sobre sus amores, sus pasiones, sus temores, sus deseos, sus demonios, en fin, le platicó un resumen de su vida durante horas.
Moisés se preparaba para hacer el corte y Elías se percató de que faltaban pocos minutos para que el turno terminara y que sin sentir el paso de las horas había hablado horas y horas con él.
Elías le pidió una disculpa por criticarlo tan duro y sonriéndole lo invitó a salir, Moises abrumado de tanta información pero contento de escucharlo aceptó, le dijo que el turno con sus historias había transcurrido tan rápido que ni lo notó. Y de esa forma tan extraña comenzó una gran amistad.

Alguien que consideraba mi amigo “Campaña de traición”
Sentado al borde de la banqueta en la tienda de la esquina escucho a Beto y Jaime jugar en las maquinitas, pienso preocupado como contarle a María lo ocurrido ayer. La veo a media cuadra caminando directo a mi con firmeza. Sonriéndole la saludo, se me eriza la piel, sus ojos llenos de tristeza me evaden, se humedecen mi manos y mis latidos aumentan con rapidez, pienso que algo anda mal y decido confesarle, inhalo lentamente.
Exhalando suavemente abro la boca y ella me interrumpe, habla tosco y fuerte, escucho atento y el corazón parece salir de mi pecho, respiro muy rápido y las lagrimas caen por mis mejillas, tomo su mano y le pido una explicación, se suelta con brusquedad mirándome con enojo. Sus ojos brillan, se aleja diciéndome que nunca me perdonará.
Beto se acerca y me abraza, coloca sus manos en mis hombros y tartamudeando dice que no me preocupe, que ella recapacitará y volverá conmigo. Mira extraño a Jaime y se va apresurado.
Jaime se acerca temeroso diciéndome que Beto es el causante de que María me dejara, que modificando la verdad le dijo lo sucedido ayer en la casa de campaña dejándote a ti como el culpable y haciéndose la victima.
Frustrado siento la sangre fluir por todo mi cuerpo, la cara me punza y corro enojado pensando en romperle la cara, llego a su casa y miro su bicicleta por fuera, toco desesperado, nadie abre la puerta, le grito eufórico que salga tocando con fuerza una y otra vez. Cansado de gritar camino a casa pensando que al esconderse deja clara la realidad de su traición, de su cobardía y de que esta amistad llega a su fin.
                                                                                                Moises Benav.