Uno cae, los otros te levantan
Los encargados del monasterio ya habían advertido la gran multitud y desorden que se generaba con la visita anual de la congregación Adolescentes Creyentes, aún así invitaron a todos los colegios cristianos en vez de seleccionarlos como en años pasados.
Había llegado el día de la reunión y Javier llegó tarde, por costumbre y por haberse quedado dormido. Este chico despistado, intentó pasar desapercibido y corrió a toda prisa, pero el piso de concreto le dio una dolorosa bienvenida. La idea de mezclarse como siempre, le había fallado y el dolor que sentía en la pierna derecha por el raspón le había enseñado que no debe olvidarse nunca sus anteojos. Este chico un poco asustado intentó levantarse, pero nada porque el dolor era insoportable. Todos los fieles que se habían reunido para la confirmación cristiana se desagregaron y acercaron presurosos a tratar de levantarlo, Javier reaccionó entre lágrimas cuando ya lo tenían en brazos dos de sus amigos más cercanos, Gian Franklin y Vito. Alzó su mirada avergonzada como quien pedir disculpas, pero estos con un abrazo de cálida amistad le hicieron entender de que todo estaba bien, que si uno se cae los otros están para ayudarle a levantarse.
Un momento de Javier
Los hombros de mis amigos me sostienen, ellos abren paso por mí en las filas para llevarme a un lugar donde pueda reposar. Mi pierna me duele y apenas puedo moverla. Es grave el raspón que tengo. Ya me había acomodado y de pronto siento que alguien me observa, se me ruboriza la cara al notar que se acerca Stephany, la chica que me gustaba en primaria. Tiemblo porque hace tiempo que no la veo. Leo su mirada y descifro que sigue siendo la misma, a veces un poco fría y distante, tan ella. Hola me dice, a lo que yo apenas y articulo un ¡Hola! a secas como para reprimir mis sentimientos no correspondidos. Su ceño fruncido y cara de pocos amigos me indicaba un claro podemos hablar a solas, al captar su mensaje hago unas señas y mis amigos se empiezan a alejar de la banca para unirse a las dinámicas de la congregación que pronto iban a empezar. Rompo el hielo con una mirada triste y directa a sus ojos. Ella asiente de mala gana y pregunta: ¿ Te duele? Mucho respondo, se ríe y añade: Sabes, me da lástima que no superes nuestra relación fallida. Algo en mí cambia y trago saliva.¡Suelta mi pierna por favor, me estás lastimando!, me pronuncio. ¡Silencio!, me responde a punto de hundir sus uñas en mi rodilla. Con una mirada amenazante añade: ¡Deja de hacer esto!, podrás engañar a todos, pero no a mí porque yo sé que te caíste a propósito solo para que mis amigas me estén molestando con sus frases típicas de ¡Ay qué lindo es Javier!, otra vez vino a verte, ¡seguro está intentado otra forma de conquistarte! Al escucharla quebrarse, mi ser también lo hace, pero lento. Guardo silencio un instante y pienso: Sigue siendo hermosa e indomable. Unas lágrimas rodean sus mejillas, me acerco para secarlas y de inmediato siento que su fuerte mano se estampa en mi cara. Me mira extrañada y decide echarse a caminar acotando: ¡Detesto todo de ti!, ¡tus poemas son feos!, y solo haces el ridículo; por eso, ¡te terminé..! En verdad no sé qué te vi…Lo siento. Mis ojos todo empapados no pueden procesar nada, apenas y pueden ver una silueta que se aleja llorando..
Emco Nuno (10)