- (anécdota pasado, bueno): Los recuerdos pueden ser muy agradables, cómo cuando tuve la oportunidad de acompañar a mi amigo Oscar al Six Flags, mientras el Sol estaba en su pleneo apogeo, el viento resonaba con las hojas de los arboles, los gritos de la gente decoraban con un coro tan aterrados como de éxtasis, el ambiente de emociones fuertes que nos miraba por todos lados y las acciones de la gente que no paraba de gritar con cada vuelta de los juegos mecánicos. Estaba muy emocionado por ir, pero sentía algo de miedo con respecto a dos atracciones, ya que mi mayor miedo no es exactamente a la velocidad sino a las alturas, por la sensación de vértigo y de que me puedo caer. El me pidió que nos subieramos a todas las montañas rusas pero en especial a la innovación de medusa, “exterior de madera pero con metal por el interior” Mientras nuestros gritos seguían sin cesar, ni siquiera recordaba lo que era el miedo. Si experimentaba un momento donde mi cuerpo sentía cerca de la muerte, no la sentiría solo, mientras experimentaba la sensación de los diferentes juegos mecánicos. Esos días son los que más extraño incluso en estos días de cuarentena, por el efecto de ausencia de la libertad.
- (anécdota presente malo): El presente de vez en cuando puede ser algo traicionero, la traición que más resentí, ha sido que ha alguien que pensé que lo llame mi amigo a quien le tenia confianza, le confesé que una chica llama Dariana me gusta, cuando se formo un triangulo amoroso, porque recientemente vi en una foto por redes sociales que empezaron a tener una relación, después de esa foto, no me mostré muy despechado porque al final a las alturas de la edad en la que estamos, no puedo ponerme a llorar en el suelo, mientras esos pensamientos se esparcieron por mi mente, concebí la idea de que al final, me puedo sentir mal dentro de mí pero si al final ella lo eligió a él no la puedo obligar a que me quiera. Supongo que el mundo y el tiempo harán lo que tengan que hacer, es un hecho de que no puedes confiar en todo el mundo. Pero no permitas que el temor y la desconfianza formen una paranoia de todos los que te rodean, eso es un hecho.
Revisa el ejercicio. No estás narrando en las personas y tiempos que se piden.