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RETO 13 “LA VACA”

Un objeto imprevisible choca en el parabrisas desviando el automóvil de la carretera, veo borrosamente como el conductor intenta frenar sin conseguirlo, vamos en dirección a unas montañas, siento miedo y pánico por lo que cierro los ojos, el impacto es leve, pero logra parar el coche. 

Observo millones de pedazos de vidrio en mi ropa y mis manos, empiezo a lagrimear, llamando a mamá desesperadamente. Ella pregunta si estamos bien, mis hermanos asustados responden que sí, escucho llorar fuertemente al hijo de mi tía que apenas tiene tres años, lo observo mientras abraza a su madre, horas antes el reía en sus brazos y ahora no. 

Nadie esperaba este suceso, mucho menos papá que desde muy temprano entró a nuestras habitaciones apurándonos para ir de paseo a una comunidad lejana a orillas del lago. Salimos felices en el coche de nuestro tío que venía junto a su esposa y sus dos pequeños hijos. Pronto llegamos a un maravilloso lago repleto de botes y canoas. Muchas personas jugaban a los bordes, otros sentados en restaurantes elegantes, disfrutaban de la comida. Sentí al lugar conocido, aunque nunca había ido, “quizás en sueños” pensé. Dejamos estacionado el coche y nos dirigimos en un barco explorando el lugar y sus múltiples actividades. La familia entera traía una sonrisa en el rostro, lo habíamos pasado también, pero ya eran las cinco de la tarde, por lo que decidimos marcharnos del lugar. 

Enormes buques cargaban los vehículos al otro lado de la costa, muchas personas se veían apuradas por regresar a su hogar. Subimos junto al coche, al buque, me siento en uno de los bordes mientras intento captar una fotografía del atardecer, las olas del lago son más grandes a medida que vamos cruzando a la otra orilla. 

El cielo se pinta oscuro cuando emprendemos el regreso a casa, la carretera se ve desolada y apagada, pocas luces se observan. Mi tío, el conductor, decide acelerar mientras conversa con mis padres de lo hermoso que fue conocer esa comunidad, los escucho intentando calmar mis emociones, un miedo desmedido me atrapa, sin dejarme respirar. 

Quizás esas emociones de angustia y terror me anticipan lo que ocurriría. Todos salimos ilesos tras ese golpe. Alguien pregunta pero que pasó, que fue lo que choco contra nosotros. Mi tía tiene los ojos rojos y llorosos, indicándonos que hay sangre en el parabrisas. 

Todos salimos temblando del vehículo, averiguando lo que paso, no tardamos mucho en ver la grotesca y espantosa imagen de una vaca tendida en medio de la carretera, no había nadie más. Podía ser cierto acaso, mis padres buscaban con la mirada al dueño del animal, pero todo se veía vacío y silencioso. Que estaba pasando, mi tío afirma que no vio nada y pide disculpas. Yo iba detrás de mí tío, observando a través de la ventanilla, pero nunca logré ver al animal. 

Mi tío logra encender el coche, volvemos a subir buscando un pueblo cercano, uno de los comunarios nos ve llegar y mis tíos no tardan en contarle lo ocurrido, por lo que piden guardar al automóvil abollado y nos ayuda. Salimos del pueblo en busca de una movilidad. Mi tía sentada en el suelo busca dormir al pequeño que aun llora. Mamá y papá nos abrazan, mientras susurran su agradecimiento a Dios, por cuidarnos. 

Me siento paralizada, no puedo creer que este de pie en la carretera, imagino lo que pudo ser y no fue. Tengo un enorme nudo en la garganta que aún me impide respirar, observo mis manos y toco mi corazón, aún está latiendo. De camino a casa me doy cuenta del milagro que paso y rompo en llanto agradeciendo a Dios por permitirme estar viva y junto a mi familia.

 

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romina
2 años desde

Inicias muy bien, pero olvidaste regresar al apogeo…

Daniel Lugo
Daniel Lugo
2 años desde

Me gusto mucho la manera en la que narras la historia.

Minerva
Minerva
2 años desde

Judith pude transportarme contigo a ese momento que viviste junto a tu familia, las emociones de termo y agradecimiento por quedar solo en anecdota.