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RETO 13 ALTERNANCIA CRONOLÓGICA: ¡QUE SE HAGA HOMBRE!

    Allí está el taller donde realicé mi primera práctica, le dije a mi amigo, él me preguntó: ¿Qué sacaste de bueno de estudiar Mecánica Automotriz?

A lo que yo le contesté: aprendí muchas cosas, una de ellas el mantener firmes mis convicciones cuando las personas piensen lo contrario o tengas que sufrir por la forma en que piensas, cómo una de las experiencias que viví cerca de este lugar hace once años:

Corría a toda velocidad, me sentía sofocado, el aíre se quedaba atracado en mis costillas. El temor a que me atraparan hacia que sintiera mi cuerpo un tanto pesado, un par de veces tropecé, la carretera en ciertos sectores no tenía luz pública, me empiezo a recriminar ¿Por qué decidí hacer mis prácticas en ese taller en vez de disfrutar mis vacaciones?

      En el mes de octubre las clases estaban por finalizar el docente de Tecnología Vocacional nos sugirió realizar Prácticas en Talleres Particulares, no es obligatorio para Cuarto Bachillerato dijo, pero sería beneficiosa para algunos que han pasado el año y no aprendieron nada.

        Yo era uno de esos tantos que no había aprendido nada, por lo que decidí no descansar y hacer esa famosa Práctica,  allí estaba  saliendo de mi casa en mi bicicleta rumbo al Taller Génesis, un joven de dieciséis años, delgado en extremo (por no decir peso lastima), así como Superman tiene una debilidad que es la Kriptonita, la mía era tener pocas fuerzas. Situación que se evidenció al querer apretar o aflojar tornillos o tuercas, lo que me hizo objeto de burlas, aunado a ello el hecho que yo no bebiera bebidas alcohólicas y fumara me agenció de muchos enemigos, la situación se complicó más cuando me negué a ver videos pornográficos con los demás practicantes y cuando me quedé en el taller mientras todos salían a gritar ¡Pero qué mamita! O a silbar y decir groserías a la primer jovencita que  se cruzara, razón por que me apodaron “El Virgo”, o “El Forra Biblias”. Las horas y los días se hacían eternos en el Taller, los domingos por la tarde eran tristes pues me quedaban pocas horas para ir de nuevo a vivir una pesadilla.   

 

“Hijo, los principios y valores que se le han enseñado serán probados por fuego el día en que usted salga al mundo real”, me decía siempre mi mamá, provengo de un hogar donde hicieron su mejor esfuerzo por educarme bien, como en toda familia teníamos problemas y defectos, pero siempre me inculcaron el Temor de Dios, el respeto a la mujer y nunca verla como un objeto sexual, ser un caballero, guardar mi vida, prepararme  y dar lo mejor de mí para un día honrar a la mujer que sería mi esposa.

 

     Precisamente esas enseñanzas se encontraban en el examen más difícil un día viernes de noviembre de dos mil nueve, los trabajadores del taller retaron a los practicantes a un partido de futbol, al finalizar las labores fuimos a la cancha a jugar fútbol, demás esta mencionar que fue una hora de ofensas hacia mí y de estar corriendo detrás de la pelota, al final del partido todos querían re hidratarse sólo que la mayoría con cerveza, yo en realidad apenas tenía para pagar el alquiler de la cancha por lo que lleve mi pachón de agua pura.

                Al salir de la cancha rodeado de trabajadores y practicantes unos con cigarro en mano otros  bebiendo latas de cerveza, iba caminando por la carretera con dirección al taller, al caminar diez metros me encontré con un rotulo con letras iluminadas que decía “Alkatraz”, por lo que Leonardo (uno de los trabajadores) grito a voz en cuello “Hoy si se va hacer hombre el Virgo”, luego dos compañeros me sujetaron por detrás,  me di cuenta que estábamos frente a un prostíbulo, mientras que los demás hacían una suerte de colecta para que me pagaran una hora con una prostituta, empecé a temblar, no podía creer lo que me estaba sucediendo, forcejeaba para intentar soltarme pero no lo lograba, suplicaba que no me hicieran eso, lo que provocaba las carcajadas de todos.

        Cierta vez escuche de la Fuerza histérica, que cuando los seres humanos se encuentran en situaciones límite llegan a potenciar sus energías al grado que algunos han llegado a levantar automóviles, en la situación que me encontraba saqué fuerzas de mi debilidad y logré doblarle los dedos a mis captores, y salí corriendo lo más rápido posible, dos compañeros me perseguían, un autobús que iba en sentido contrario, me cegó con sus luces, por un momento me detuve, al rebasarme se detuvo unos metros adelante para que unos pasajeros se bajaran, situación que obligó a mis perseguidores a detenerse.

       Aproveché esa distracción para seguir corriendo, estaba agitado, el corazón me latía a mil por hora, las piernas me dolían después de un partido de una hora, las estaba exigiendo aún más, vi como una luz al final del túnel el portón del taller, entré a sacar mis cosas y a traer mi bicicleta lo más rápido posible, salí y tambaleando pedaleé cruzando la ciudad y llegué a la casa.

             Entré a mi casa, les di las Buenas Noches a mis padres sin entrar a su habitación y corrí a la mía, lloré al pensar que no era fácil ir en contra de la corriente, reflexioné que lo que sucedía afuera de mi hogar era muy distinto, hay momentos que mi familia no me va acompañar, donde tongo que enfrentar a la vida y subsistir en un ambiente hostil.

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romina
2 años desde

Comenzar con el apogeo es para atrapar de inmediato al lector. Tu texto inicia en Corría a toda velocidad, lo anterior sobra.
Así mismo, puedes ir viendo en todo el relato, que cosas te distraen del PG… aunque suenen bien, si no aportan realmente al texto, si no conexión, sobran.
Muy bien la narración.