De repente me vi recostada en una columna del marco de una puerta, apuntalándome fuertemente con los pies y con las dos manos agarrando los hombros a mi papá para que no se moviera, evitando en lo posible perder el equilibrio, los gritos desgarradores que él, que daba por cada movimiento de la casa, fueron los que me hicieron volver en sí, para tratar de calmarlo. Sentía como se suspendía la casa, sentía como la tierra oscilaba. Miraba al rededor, veía como las paredes se iban cuarteando, pedazos de escombros salían volando, se escuchó un estruendoso ruido de la calle, algo explotó, y el grito de mi padre era más fuerte, la casa quedó completamente oscura, fue ahí cuando me di cuenta que se lograba ver el reflejo de una luz en la cocina, era la llama de la estufa que se expandía hasta el techo y luego se minimizaba, mi manos empezaron a sudar, mis piernas no dejaba de temblar y mi corazón se aceleraba, ¡cálmate, por favor! decía en mis pensamientos, reaccionando de inmediato cuando ocurrió otro movimiento más fuerte y como hamaca se remecía la casa, papá grito nuevamente, y con todo el susto en mi interior, le volvía a repetir, “no pasa nada, no pasa nada, míreme estamos bien… esto ya pasará.”. Al mismo tiempo pensaba en mi madre que estaba en el baño que quedaba cerca de la cocina, en la estufa que estaba encendida y que el fuego se expandía. Miraba a cada segundo la cocina rogando que se apagara, que no hiciera contacto con algo que provocara un incendio, y sin hacer nada… repentinamente la llama se apagó… suspiré, no lo podía creer…
Eran las 18:40 cuando acabábamos de llegar a la casa de un paseo por el parque, cansados por el entretenido recorrido; mi mamá decidió irse a bañar, mientras que mi padre dijo que bajaría un rato a descansar en las sillas del patio. Sin embargo, yo me dirigí a mi recamará. Los escuché cuando cada uno se conducía en dirección a sus actividades, mamá desde lejos me dijo que iba a dejar hirviendo el agua para aplicar a sus pies después de bañarse. A los 10 minutos escuché subir a mi papá y dirigirse a su recamara… por lo que se me hizo preciso abrir la puerta de mi habitación y preguntar si todo estaba bien, al no tener respuesta decidí dejar abierta la puerta y continué arreglando mi habitación.
Estaba tratando de controlar mis nervios y pensaba que podía hacer para salir de ahí, imaginaba como que la casa se iba a caer, como me sostendría, como sacaría a papá, como ayudaría a mamá, se escuchaba como caían las piedras, la gente que gritaba en los vecindarios, el movimiento cada vez era más intenso, ¡ya, por favor… que esto pare! Gritaba mi padre desesperadamente, y más cuando escuchaba que las cosas caían al piso, los estantes de la cocina también se derrumbaron dejando notar por el sonido que los cristales se destrozaron en el piso salpicando por todos lados en la cocina. Fueron los segundos más largos de mi vida. El movimiento sísmico se detuvo, fue entonces cuando abracé a mi papá y le dije que todo había pasado, lo sostuve de la mano y nos dirigimos a la salida, mi intención era dejarlo en un lugar seguro, lo miré, su rostro estaba lleno de lágrimas, sollozaba y caminaba lentamente, tratando de no tropezar y caer, por todos los escombros que se sentían en el piso, todo estaba totalmente oscuro y solo podíamos con los pies ir a portando cada objeto que tocáramos… llegamos a la escalera, entonces estaba la claridad de la noche… bajamos con cuidado y salimos… lo dejé en una zona despejada y le pedí que no se moviera de aquel sitio que yo iba a regresar por mi mamá, que por favor, por ningún motivo se moviera del lugar… que yo regresaría pronto.
Mi papá había sido operado de aneurisma hace unos meses atrás, se encontraba en proceso de recuperación aunque ya caminaba solo y hacía sus actividades, pero le costaba aún sostenerse firme y no tenía la suficiente fuerza en las manos.
En el trayecto de regreso para ir a buscar a mi mamá, me di cuenta que tenía en el bolsillo de mi pantalón – el teléfono, lo tomé y encendí la linterna, con la cual me guíe hasta llegar a la cocina, iba recorriendo mirando en cada pasó las cosas que estaban regadas por el piso. Al acercarme a la cocina, empecé a llamar a mi mamá con la esperanza de que me contestara… “Mija” alcance a oír, con una voz tenue, temblorosa… al llegar a la puerta del baño, me di cuenta que estaba ajustada, era difícil abrirla, empecé a patearla, a empujarla, a moverla… como podía hacer para lograba abrirla, luego busqué en el piso entre vidrios, madera y pedazos de pared; y encontré un cuchillo, por lo que empecé a manipular el cerrojo, y con un fuerte golpe la puerta se abrió. ¡Mamá!, le dije… me agaché para lograr levantarla del piso donde ella estaba sentada sujetándose de una baranda, ella entre sollozos seguía suplicando pidiendo que todos sus hijos estén bien… la sujete del brazo, la abracé y despacio logramos salir de aquel sitio, ya de camino a la salida me introduje a la recamara y tome unos abrigos… luego nos dispusimos a salir, con la idea de encontrarnos con mi padre y buscar un lugar seguro para los tres.
Al siguiente día, después de una noche tensa en un patio baldío donde pasamos la noche a algunos kilómetros de casa, decidí retornar para buscar algo vestimenta; y asegurarme del estado actual de la casa… pero el suceso fue insólito, al mirar la casa, mi cuerpo se congeló, las lágrimas rodaban, temblar y los recuerdos de aquellos segundo estaban ahí… intactos, pude observar que la escalera de la casa solo se sujetaba por un hierro, las paredes de la casa estaban destrozadas y el piso se había desprendido aproximadamente unos 5 centímetros por un costado, un sismo más y se podía caer. Yo tenía hematomas por todo el cuerpo, pero en ese momento la gratitud en el alma a Dios porque mis padres y yo estábamos vivos.
Ese fue el terremoto del 16 de abril, mi casa estaba ubicada en uno de los sectores más afectados, cientos de muertos reportaron debido a las casas antiguas que se desplomaron en segundos… sin tiempo a reaccionar – 58 segundos que transformó la vida de muchos habitantes del Ecuador.
No cabe duda que el amor a tus padres te dio la fuerza para salvarlos.
drama muy interesante me tenias al pendiente de que pasaría al final
Bien la alternancia. Ahora lee atentamente para corregir.
Gracias por sus comentarios. Saludos!