Mi actualidad es mi hoy
He olvidado mi autocuidado… Me dispongo a caminar para ejercitarme. Tenía un mes de no intentarlo. Debo hacerlo alrededor de mi casa, por motivos de la cuarentena. Me pongo los audífonos para escuchar rock suave. El ritmo me impulsa a disfrutar mi rutina. Al caminar siento la libertad que tanto amo. Imagino a mi alma con alas, volando. ¡que delicia es la serenidad!.. Ella me dice, ¡vamos… sueña, vuela!
Es interrumpido mi coloquio personal al percibir un camión, que para al frente de mi casa. El vagón está lleno de vegetales y frutas. Dos señores bajan, están comerciando sus productos. Deben tener familia, necesitan ingresos para su sustento.
Uno de los vendedores, me hace ademán de que me acerque. A cierta distancia me quito los audífonos. Me ofrece papayas, melones y piñas. Repollo, tomates y cebollas. De buena gana le compro un par de cada una. ¡En verdad, las necesito!
Regreso a mi actividad pendiente. Camino ahora uniforme y rápidamente. Mi mente razona. Nos rodea tanta ansiedad. Un estudio americano dice, que el distanciamiento social, habrá de guardarse por 2 años más. El Covid 19 nos ha golpeado social y económicamente. El silencio que se vive en mi ciudad, es similar al de mi campo de origen. Veintena de aves cantan, cada una nos regala su perfecta melodía. Sobresale, para mí, el canto de un pájaro pinto; ¡no hay cosa que disfrute tanto! Hoy vivimos como en antaño, aislados en pequeñas cuevas, pero, por otro lado, trae cosas buenas. Por mucho tiempo añoré que mi hijo se reuniera con su padre. Y pasó. Hay paz en sus corazones. Cuando lo visita, comemos todos en la mesa. Oramos tomados de las manos. Hablamos entre nosotros, más que en otros tiempos. Nos vemos tal cual somos, con virtudes y defectos. Talvés habíamos olvidado el significado de familia y la naturaleza nos lo recuerda. Sin duda alguna, “este ha sido mi mejor año”. Es que no importa quiénes somos, o lo que hayamos logrado… pues como dice Rubén Blades: “familia es familia y cariño es cariño”
Antes de esta pandemia, los principios y valores se extinguían. Los gobiernos, disfrazados de ladrones encorbatados. Los pueblos, gimiendo de hambre. El temor a Dios era cosa del pasado. La pobreza económica con sus desastrosas secuelas; robo, asesinatos, narcotráfico, trata de blancas y estupefacientes… Lo social estaba por el suelo, no había respeto, tolerancia o paciencia. Cada quien buscaba su conveniencia. Si al final de esta pandemia no somos mejores, nada habrá valido la pena.
¡Mi teléfono suena!, es el timbre que anuncia a mi hija. ¡Hola madre mía!, tu nieta Sahian, quiere hablarte. La niña toma el teléfono, tiene cinco años, habla tan lindo, es musical. ¡Hola abuelita, quiero verte! Le respondo que no puedo. Que ya sacaremos el tiempo para jugar, cantar y bailar. Pronto, todo pasará, y seremos como antes. No queda muy convencida, sabe que algo no anda bien. Pero confía en lo que yo le diga..
Al fin, entro a la casa. Me doy un baño. Un rico olor a comida, me lleva a la cocina. Mi hijo ha preparado café con tostadas y huevos revueltos. Me invita a la mesa. Tomados de las manos, agradecemos a Dios, por lo que tenemos. Mirándolo a los ojos, le digo: Hoy la vida misma nos orilla a descansar. La tierra está en pausa. Es hora de meditar, cambiar patrones de conductas, amar antes de juzgar. Perdonar y sobrellevar, a quien por error, nos ha lastimado. Roguemos a Dios, un futuro mejor. Iniciando el cambio en nosotros mismos.
¡Hagamos del hogar, un pedacito de cielo. Aunque somos imperfectos, Dios es el pilar. Con fe y perseverancia, lo vamos a lograr!..
Arianys Núñez
Qué bonito mensaje deja tu texto, a pesar de ser en la actualidad me dio una mirada al pasado antes de todo esto de la pandemia.
Me identifiqué mucho porque tienes mucha razón en cosas que dices felicidades, gran texto.
Gracias Lorelupin, hermoso comentario. me alegro que te guste… Un abrazo desde mi Panamá.
Muy bien el texto, cuidado con los verbos, si eliges el presente. Es como si cada cosa pasa ahora, en el momento en el que la escribes.
La pandemia nos está ayudando a que haya más unión familiar, ya que los valores y principios se estaban perdiendo.
muy cierto Ana Elena, no todo es tan malo… hay enseñanzas positivas en este trance mundial Gracias, un abrazo