Año 2017, La paz – Bolivia, asiento veinticuatro, octava fila del bus, una lluvia espesa ha invadido la ciudad, a través del cristal de la ventana se observa el cúmulo de personas que ansían llegar a sus hogares, otros solo esperan bajo las tiendas, que la lluvia pase. Hay una melodía armoniosa fluyendo a través de los auriculares que llevo puestos.
Las filas, en las paradas, son largas la mayoría opta por regresar en buses de pasaje económico, incluso yo. El ayudante del conductor da algunas instrucciones e inicia el recorrido. La economía del país no abastase, por lo que hoy es indeciso si mañana tendremos un pan que llevarnos a la boca. Cada boliviano decidió buscar formas de adquirir dinero. Hay señoras, niños, ancianos vagando por las calles en busca de vender lo poco que tienen y así generar un sustento.
La educación está peor, se planteó nuevas formas de mejorar pero no bastó, cada día hay más madres jóvenes, niños muertos, abandonados en la basura. El estado intenta ayudar, con capacitaciones, pero lamentablemente los jóvenes, no muestran interés. La juventud encontró nuevas formas de divertirse, el alcohol, la música, las fiestas y los grupos urbanos se convirtieron en un refugio de emociones.
Me apena tanto ver como se cambió el término del amor, antes solíamos escribir cartas, tomarnos de la mano, amarnos de verdad, hoy solo existen relaciones de corto plazo o de diversión. Cada vez somos más deshumanos e insensibles, se está construyendo nuevas obras, que hace que avance el país, pero la humanidad va retrocediendo.
Todos los pasajeros se encuentran atrapados, cautivados por el celular que llevan en mano, y nadie ha volteado a ver el paisaje que la naturaleza ofrece. Actualmente Bolivia es un país, de múltiples tradiciones y culturas, rico en recursos naturales, que hoy a nadie le importa. Pero no todo es malo hay personas que luchan por la salud, la pobreza espiritual o material, hay grupos que buscan incidir en las problemáticas actuales del país, me fascina mirarlos y saber que existe la esperanza de un nuevo mañana.
El silencio se apodera del bus y solo puedo oír los sonidos de la música clásica que revolotean en mis oídos, provocando un millar de ideas de grandeza, cambio, y acción. Continuó con los ojos tras la ventanilla, esperando llegar a mí destino y cumplir esa misión que se me otorgo.
Muy bien el marco pero no es lo que el PG nos pedía.