Manuel:
Acabo de leer tus retos, algunos más de una vez. Volví a escucharte a través de tus escritos, a sonreír con tus experiencias y a asentir con tus creencias. Al entrar en este portal el tiempo pareció disolverse desde la última vez que hablamos, al menos por algunos breves y gratos momentos.
Mi amigo, no dejo de sorprenderme de la fuerza de tus letras, de su hermosa forma y gran fondo. Tus experiencias, tus respuestas, tu cuento… Una voz propia dulce y profunda, pero también firme y decidida, que llega, estremece y conmueve. Textos que son el equilibrio entre solidez y sensibilidad, entre madurez y ternura; cualidad que admiro y espero lograr. En cada uno de ellos, Alquisirez, se trasluce la esencia de tu gran calidad humana, del colega que conocí, del ser humano calmado y maduro, pero a la vez jovial y divertido (¡cómo olvidarlo!).
Compañero, recibe mi caluroso abrazo a través de estas líneas, así como yo lo recibo a través de las tuyas. Tengo el gusto de seguir leyéndote, y en cuanto la marea baje, espero que nuestro reencuentro no se haga esperar.
Eduardo Burgos Ruidías.
Tu carta me hizo llorar y volver a reír recordando viejos tiempos.
En verdad, escribes muy bien Eduardo. Me encantó tu carta.
Yo también espero que ese reencuentro se vuelva a dar .
Te mando un gran abrazo.
Manuel.
Me tomé el atrevimiento de dejarles aquí un comentario a ambos. Son hombres excelentes y amigos de verdad. Espero pronto volver a verlos.
Muy bien.