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Porque me abandonaste?

Subo al tercer piso, a la
habitación 301, casi sin emoción pero a la expectativa de volver a verlo. “hace
años que no lo he visto”. Empujo suave la puerta como si estuviera pidiendo
permiso, siempre he sentido que entre mi padre y yo no hay esa relación de
pertenencia. Te miro  con una bata azul, tendido,
indefenso, más canoso que antes, pálido exteriorizando que algo no va bien.

— ¡hola hija! Con sus ojos se revela
 asombro.

— ¿hola cómo está? Sonó  mi voz sin
calidez.

—Ya vez, aquí pagando mis
culpas, — me dice con una leve sonrisa—Que bueno que hayas venido hija.

—Me avisó su hija Francis que
estaba enfermo —todavía estoy tímida por el tiempo que ha pasado. — ¿Cómo se
siente?— ¿Que dice el medico?

—Veras los años no pasan en vano,
y no me he cuidado. —¡Estoy vivo de milagro!.

—le pedí a tu hermana que te
llame. — ¡Quería verte!

Mi asombro paso desapercibido —son
tantos años que no le ha importado verme y ahora que te le pasa. (Sonó a un
leve reproche).

—llego el momento de decirte
quien es este hombre, ¡que es tu padre! —yo crecí solo, mi madre murió cuando tenía
10 años y desde ese momento empezó todo. Iba de familiares en familiares hasta
que me escape y vine a la Capital.

— ¿le sirvo agua? interrumpo
porque su garganta carraspeaba ,
me asientes con tu cabeza, ya
sabes mi padre nunca se hizo cargo de mí, ni de mis hermanos, entonces me volví
irresponsable de mi vida. —no te digo esto para disculpar mis actos, pero…

Te interrumpí un poco molesta,
— ¿y eso cree que le dio el derecho de hacernos daño? (Me refería a mi madre y
ami)

Y como ametralladora e inconsciente
de su situación me desboque, —yo estoy consciente de que Ud. no podía vernos
frecuentemente, —sé que tenía un hogar anterior, (era casado) pero eso no le
daba el derecho a olvidarme.

—si tienes razón, perdóname mi
actitud  me persigue y no me deja en paz,
por eso te llame —quiero pedirte perdón de corazón.

— ¿Por qué me abandonaste? —aunque
sonó patético es lo que siempre quise decir.

— ¿sabe cuánto espere
conocerlo? —y cuando lo hice espere cada día de mi niñez que me buscara, yo lo
necesitaba y quería darle mi amor.

Lagrimas rodaron por sus
mejillas —y con voz entrecortada ­— ¡perdón hija .

Baje mi guardia, sentí una verdadera
suplica de perdón,

 —Tranquilícese —no llore,le va hacer daño, gracias a Dios hace
tiempo lo perdone.

Mery

 

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romina
3 años desde

Bien la idea, nos fallo el uso de la puntuación y espacios.