No entiendo, por primera vez en mi vida no entiendo que me pasa, no entiendo mi vida, no entiendo porque aunque ya no quiero, aunque me repito a mí mismo más de 100 veces al día que ya todo terminó, que ya no hay nada que hacer, que no vale la pena luchar, aun así pienso en ti a cada segundo.
Cada cosa es un motivo para recordarte, cada canción que escucho trae a mi mente un recuerdo de los muchos felices que tuvimos, en cada foto en la que te veo vuelve a mi mente lo que por más que quiera no puedo olvidar “los pequeños detalles que compartimos juntos” y con todo esto el dolor aumenta, mi corazón se desgarra aún más, me duele el pecho , mi mente se turba, puedo estar en el punto más feliz del día y desde que tu recuerdo entra en mi cabeza, mi rostro cambia, mi voz se entristece, mis ojos sienten la necesidad de ahogar las penas, pero yo no los dejo.
Es duro pensar que todo lo que hicimos juntos ya no volverá a ser, que cada palabra que nos dijimos con el corazón en la mano y sin pensarlo 2 veces, solo porque era lo que nos salía en ese momento y eran palabras que solo se dicen cuando se sienten, es duro saber que ya esas palabras el viento se las quiere llevar. Y lo que más me duele es que mi mayor sueño, mi mayor deseo de 3 años atrás, lo que le pedí a Dios y que deseaba más que nada en este mundo, que era tener la oportunidad de sentir lo que es ser padre, no podré conocerlo por completo, porque la etapa más hermosa de un padre es enseñarles a sus hijos a conducirse por la vida, ver como se emocionan cada día al aprender cosas nuevas, llegar del trabajo cansado y saber que hay alguien que te espera ansioso para enseñarte lo que aprendió en la escuela y para que le ayudes a hacer las tareas, para ayudarte a quitar los zapatos, para cenar contigo y para después de varias horas jugando en la cama, quedarse dormido entre tus brazos.
Nunca pensé que sería tan grande el dolor, y si hubiera sabido, hubiera preferido sufrir por tus mentiras y no sentir esto que me está destruyendo por dentro.
No sabes lo que me duele tener que ir a ver a mi hijo y estar quizás un día o dos con él y que luego al llevártelo y tener que alejarme de nuevo, ver la cara que él pone, ver como llora y sentir como si me estuvieran apretando fuerte mi corazón, y eso nunca pensé que pasaría, me encanta estar con él, jugar con él, enseñarle lo bueno, corregirle lo malo, sencillamente él es uno de mis mayores sueños hechos realidad y sentir que lo pierdo me parte el alma.
Sabes, el desde hace varios días para acácuando me ve me dice tío y yo tengo que repetirle mucho que es papi para que él no vaya a olvidar que soy su padre, el único que tiene y el único que necesita. Quizás yo he sido el culpable de que la situación por la que hoy atravieso sea tan difícil, pero debes entender que las circunstancias en la que todo pasó me dejaron pocas opciones, y aunque se escuche raro pero hoy estoy orgulloso de la decisión que tomé, porque gracias a eso las cosas no resultaron más grandes, porque cualquier otra persona en mi lugar hubiera reaccionado de una forma más violenta y quizás hoy nadie me permitiera estar a más de 20 metros de ti y de mi amado hijo.