Argumento.
Soy un niño de cinco años. Una madrugada al despertar en espera de un viaje familiar, en casa, tuvimos una experiencia traumática. Mi hermana mayor y yo presenciamos el evento más violento entre nuestros progenitores. Salimos de casa con dirección a la playa, nuestro padre no asistió. La estadía en la playa fue algo incómoda. De regreso a casa, una amarga sorpresa nos sacude. Papá se llevó TODO. Muebles, televisores, camas. Todo lo de la cocina, refrigeradora, estufa y demás. Nos había dejado sin nada. Fue un duro golpe de economía para nuestra madre y nosotros, del cual pudimos levantarnos gracias a algunos negocios y una venta milagrosa.
Trama.
1.UN AMANECER DISTINTO.
2.VIAJE A LA PLAYA.
3.DE VUELTA A CASA.
4.SORPRESA AMARGA.
5.DÍAS DUROS.
6.LA ESPERANZA Y FORTALEZA NOS RECOMPENSA.
7.REINICIO JUNTOS.
Esquema Riguroso
1.UN AMANECER DISTINTO. Cinco años de edad, eso tenía cuando presencié la discusión más impactante que podría alguna vez imaginar. Fue la causal de divorcio entre ellos. Al mirar a mi padre abalanzarse contra mi madre, corrí frente a él para empujarlo, al menos eso intenté. Su fuerza era mucho mayor a la mía, en el forcejeo terminó por lanzarme al piso y observando fijamente aquella escena, me perdí en el sentimiento de impotencia y miedo. Quería gritarle ¡DETENTE! ¡YA BASTA!, pero el temor me hacía parecer mudo; no podía ni siquiera ponerme en pie. Luego de esta reacción hubo un silencio ensordecedor, todo parecía estar en pausa.
2.VIAJE A LA PLAYA. Mamá secó sus lágrimas. Nos ayudó a alistar nuestras maletas para viajar a nuestro paseo de fin de semana. Durante el viaje, nuestras cabezas no podían asimilar lo ocurrido. Hasta llegar a la playa, mi mirada no se apartó de la ventana, mi pequeño cerebro meditaba. Como un niño inocente disfruté la arena, caminaba bajo el sol y pronto olvidé lo que había pasado, al menos eso parecía. Estaba perdido en mis propias aventuras. Mi subconsciente de una u otra forma buscaba bloquear ese compartimiento en mi cerebro que guardaba aquella incómoda e impactante madrugada. Mamá se mostraba positiva, pero su preocupación aún podía notarse.
3.DE VUELTA A CASA. De regreso a nuestro hogar, el cansancio estaba sobre todos, pero aún en nuestras miradas se encontraba la fuerte tristeza del actuar y reaccionar de nuestro padre. Queríamos llegar rápido a casa para sentirnos en nuestro espacio, para estar en nuestro mejor lugar.
4.SORPRESA AMARGA. Al entrar a casa lo peor era inesperado, sin embargo ocurrió. Nos encontramos con una casa vacía. Parecíamos víctimas de un robo a gran escala, uno en el que perdimos todo. Pero, no había un ladrón, el autor de dicho acto fue aquel nuestro “héroe”.Él nos había dejado sin nada. Fuimos sus víctimas. Tuvimos que pagar su fallo como hombre, su irrespeto y su total abandono.
5.DÍAS DUROS. Aquella primera noche fue muy dura, no teníamos camas, fuimos acogidos por familiares. Contamos con mucho apoyo. Durante una semana, no tuvimos más que la ayuda y apoyo de familiares y vecinos allegados. Reponernos de ese duro golpe económico, fue cuestión de Dios, se trataba de un milagro.
6.LA ESPERANZA Y FORTALEZA NOS RECOMPENSA. Mamá estaba muy aferrada a Dios, buscaba distintas opciones y salidas para reponernos de aquella mala situación en la que nuestro papá nos colocó. Ella buscaba una solución que nos permitiera reiniciar una vida juntos; mi hermana, nuestra madre y yo. Sus oraciones fueron escuchadas y logró realizar la venta de una pequeña finca de su posesión. Aquella venta solucionó los problemas económicos. Salimos adelante.
7.REINICIO JUNTOS. Luego de recuperarnos de aquel golpe, Dios nos bendijo de muchas formas, aprendimos a perdonar gracias al ejemplo de nuestra madre, iniciamos una mejor vida juntos. Fue nuestra madre el vivo ejemplo del porqué las madres deberían vivir eternamente.
Lo Menos Esperado
Cinco años de edad, eso tenía cuando presencié la discusión más impactante que podría alguna vez imaginar. Fue la causal de divorcio entre mis padres. Vi a papá abalanzarse contra mi madre, corrí frente a él para empujarlo. Al menos eso intenté. Su fuerza era mucho mayor a la mía. En el forcejeo terminó por lanzarme al piso. Observando fijamente aquella escena, me perdí en el sentimiento de impotencia y miedo. Quería gritarle ¡DETENTE! ¡YA BASTA!, pero el temor me hacía parecer mudo; no podía ni siquiera ponerme en pie.
Mamá secó sus lágrimas. Nos ayudó a alistar nuestras maletas para viajar al paseo de fin de semana. Durante el viaje, nuestras cabezas no podían asimilar lo ocurrido. Hasta llegar a la playa, mi mirada no se apartó de la ventana, mi pequeño cerebro meditaba. Como un niño inocente disfruté la arena, caminaba bajo el sol y pronto olvidé lo que había pasado, al menos eso parecía. Estaba perdido en mis propias aventuras. Mi subconsciente de una u otra forma buscaba bloquear ese compartimiento en mi cerebro que guardaba aquella incómoda e impactante madrugada. Mamá se mostraba positiva, pero su preocupación aún podía notarse.
De regreso a nuestro hogar, el cansancio estaba sobre todos. Queríamos llegar rápido a casa para sentirnos en nuestro espacio, para estar en nuestro lugar.
Al entrar a casa lo peor era inesperado, sin embargo ocurrió. Nos encontramos con la casa completamente vacía. Pensé que habíamos sido víctimas de un robo a gran escala, uno en el que perdimos todo, las cosas no podían ir peor. Sin embargo, no había un ladrón. El autor de dicho acto fue aquel nuestro “héroe”.Él nos había dejado sin nada. Fuimos sus víctimas. Tuvimos que pagar su fallo como hombre. Nos abandonó a la suerte del universo.
Aquella primera noche fue muy dura, no teníamos camas. Ni siquiera muebles en la sala de estar o sofás, dormimos como pudimos sobre algunas colchas y con el calor que nos brindaba nuestra madre. Al día siguiente algunos vecinos nos brindaron apoyo.
Durante una semana no tuvimos más que la ayuda de ellos. Mamá buscaba formas para remediar la situación y reponer lo que hacía falta en casa. De ese duro golpe económico y del trauma emocional, solo podíamos salir por cuestión de Dios, tendría que suceder un milagro.
Como niño no comprendía la magnitud del asunto y seguía queriendo exigir mis lujos. Comprar juguetes, dulces y chocolates. Deseaba ver televisión por cable y hacía berrinches. Notaba a mamá extraña, pero no entendía por qué.
Ella estaba muy aferrada a Dios, buscaba distintas opciones y salidas para reponernos de aquella mala situación en la que nuestro papá nos colocó. Desesperada se proponía encontrar una solución que nos permitiera reiniciar una vida buena; mi hermana, nuestra madre y yo.
En esas semanas la comida era alcanzada. Como niño y sin poder entender a cabalidad las cosas que ocurrían, mis berrinches eran continuos, quería y quería, sin entender que no se podía. Pasaba horas llorando. No podía hacer nada de lo que estaba acostumbrado.
A las semanas de tanta angustia y limitantes económicas, las oraciones fueron escuchadas. Mamá logró realizar la venta de una pequeña finca que tenía en posesión. Solucionó los problemas económicos. Salimos adelante.
Luego de recuperarnos de aquel golpe, Dios nos bendijo de muchas formas. Aprendimos a dar gracias por lo poco y lo mucho, el ejemplo nos lo dio nuestra madre. Iniciamos una mejor vida. Fue mamá el vivo ejemplo del porqué las madres deberían vivir eternamente.
-Dhierich Jarwell
Recuerda que el argumento pone la lupa en UNA problemática.
Esquema y relato muy bien.