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LA ULTIMA FOTO

Mi garganta llora

No con lagrimas. Con algo mas espeso, mas oscuro. Algo que cubre mi piel de color escarlata, que fluye sobre mi pecho y humedece mi cabello, mis manos. Toquetean la fuente, los dedos la evalúan. Buscan, ahogan… desesperados por controlar el flujo, por hacer que pare, que pare. Que pare…

Ya ha pasado mas de 27 días desde esa noche

Su imagen surge ante mi cuando cierro los ojos y comienzo a llorar otra vez. Es imposible pensar y que no este allí. Escondida en cada recuerdo

Ambos realizábamos el trabajo de fin de curso.

Recuerdo estar demasiado emocionado y nervioso porque me haya tocado con ella que todos mis movimientos eran torpes. Y aunque le haya ordenado a mi cerebro que se calmara, mis ojos quedaban embobados por su belleza:

 – Vamos Max – Su mirada era tierna y sus palabras contundentes, obligándose a sonar molesta. Pero nunca lo logro – ¡Que aun nos quedan mucho!

            Si… Lo siento

          ¡Espabila ya! – rio – o tendré que gritarte de nuevo

¿No era encantadora?

Horas después la luna ya se elevaba fulminante en el cielo, y mis parpados jugaban a no cerrarse. Ella estaba igual, aunque claro, no lo admitió

          Déjame ir por otro café – dijo levantándose del foco de la cámara

Volvió minutos después, sus ojos cansados observaban la cámara para comprobar que no dormía. Hasta que comenzó

Recuerdo que me regañaba cansada, pero cuando intente replicar la luz de su habitación parpadeo, nada demasiado importante

          Lo siento – dijo confundida – mis vecinos deben estar haciendo algo afuera

          Son las 3 de la mañana

          ¿Te dije que estaban locos?

Ambos reímos. Pero cinco minutos después las luces volvieron a parpadear. Esta vez, duro mas tiempo

Veinte segundos para ser exactos. Cuando la luz volvió su rostro había sido desfigurado

          ¡Por Dios – dije alarmado – que te sucedió en la cara!

          ¿De que hablas…?

          Espera

Desesperado le tome una foto a través del portátil con el celular y se lo envié por whatsapp

Era como si sus ojos y boca fueran ligamentos de algún musculo roto, formando finas líneas de su propia piel entre ellos

Cuando vio la foto no pudo evitar soltar un grito. Era horrible

          Pero, yo no siento nada…. – dijo aterrada, se palpaba el rostro mientras se acercaba a la cámara. Por primera vez en esa noche no quería verla

          Tal vez sea un defecto de la cámara

          ¡Pero las cámaras no pueden hacer eso Max!

Callé, aunque no quería parecer asustado lo estaba. ¿Qué le estaba pasando? No lo supe nunca

          Voy a apagar la cámara – dijo temblorosa

          No, espera ¿Hiciste algo extraño esta semana?

Sus ojos vacíos y huecos miraban el techo dubitativa

          ¿Bárbara?

          ¡Estoy pensando! – vocifero nerviosa – hace unos días un chico me regalo una piedra muy bonita

          ¿Una piedra?

          ¡Parecía un diamante esta bien! Pero se volvió polvo después de unos días, no le tome mayor importancia

          Quizás sea eso…

De repente las luces volvieron a apagarse y un grito enloquecido retumbo en mis oídos. La cámara se quedo en negro para siempre

Se había ido

A la mañana siguiente Bárbara había aparecido descuartizada en su habitación. Su cabeza descansaba desfigurada sobre su cama. Extrañamente con el mismo patrón que la foto que le tome

Ahora, 153 horas después, la piedra de diamante que conseguí en el instituto termina de evaporarse. Su extraño polvo se desvanece en mis dedos. Por fin, la cosa que le ha hecho esto pagara por mi dolor

Las luces han comenzado a parpadear

Por favor dile a todos que los quiero

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