En un mundo ideal,
podría abrazarte hasta al final.
En un mundo ideal,
podría mirarte de una forma más real.
En un mundo ideal,
podría tomar tu mano y no soltarla más.
Porque en ese mundo ideal podríamos bailar lentamente bajo la luz de la luna, que provoca con cada paso empezar a volar. Y tal vez solo ahí, nos miraremos de una manera real.