Quisiera hacer lo que tu haces, y superándote, captar tu atención. Quisiera vivir donde tu vives y entender de qué te ríes cuando, en el camino, algún detalle te recuerda a un callejón. Quisiera saber lo que tú sabes y perdemos juntos en esa dimensión armoniosa del conocimiento y la razón. Quisiera tener lo que tú tienes, si entre cuanto tienes me entregaras tu corazón. Quisiera mirar lo que tu miras, Corazón; es tu reflejo todos los días, en el espejo, lo que veo. E identificas que desde una esquina, Corazón, de tu corazón, una alma huésped de tu alma te ve con ternura, Corazón. Dame tus ojos, Corazón, que siento que puedo ver a través de ellos. Dame tu corazón, Corazón… Y no lo pidas de vuelta, Corazón.
Dame, corazón.