Ya estamos en el segundo mes del año, recordar que el año pasado en estas fechas las personas andaban locas porque a un maya se le ocurrió poner en un calendario que el mundo se acababa ese año, exactamente en diciembre. Pensar que mañana es mi cumpleaños número 19, cuando era niña creí que iba a ser lo máximo ser mayor de edad, pero sinceramente no sentí ningúna diferencia, solo más responsabilidades y preocupaciones.
Por ejemplo, el año pasado tuve que votar por primera vez, para elegir al nuevo presidente de México, aún cuando no tendiendo mucho de política, voté por quien me pareció menos malo.
Mi vida cambió demasiado de un instante para el otro, antes del año pasado mi vida corría como una línea recta sin fin, pero eso cambió y se convirtió en el dibujo de un niño de kinder donde solo se dispuso a rayar una hoja, tomando la línea para todos lados creando así un garabato.
Estaba en sexto semestre de preparatoria y me estaba preparando para el examen a la universidad, con trabajos y tareas para terminar la prepa. Se escuchaban canciones como somebody that I use to know, y Gangnam style.
Nos mudamos en mi antigua colonia, donde los vecinos me vieron crecer. Estuvimos ahí desde que tenía 10 años hasta los 16. Pero regresamos al barrio por motivos de dinero, el costo de la renta había aumentado y mi mamá había hecho un buen trato con nuestra antigua arrendadora.
No solo tenía que estudiar y cumplir con mis deberes, todavía me eché otro asunto encima, mi novio en aquel entonces, me había engañado y estaba muy dolida por ello. Aún cuando sentía que aún lo quería mucho.
Una tarde me llegó un mensaje de él, pero estaba equivocado, no era para mí y apesar de que ya no estábamos juntos por lo anterior, me dolió mucho. iVaya regalo de cumpleaños que me dió!.
Traté de seguir con mi vida, lo que en ese entonces era un gran distractor por lo movida que estaba. Un día Damián me visitó, me extrañó demasiado que llegara sin aviso, lo recibí y charlamos un rato, después dijo que me extrañó mucho y me robó un beso.
No sabía si era verdad, pero yo quise creer que sí. Pensé que estaríamos juntos como antes y que me quería de verdad. iQué tonta!, Después de entregarme a él una vez más, solo se marchó, como si nada. Ahí fue cuando decidí jamás volver a caer en sus juegos.
Salía a la privada para platicar y divertirme un rato con mis amigos de la infancia, entre ellos mi mejor amiga Aimée, siempre decían que éramos hermanas, tal vez no de sangre pero sí del corazón.
En una de esas ocasiones, Aimée le dijo a José Eduardo que su prima le había mandado a decir que ya no quería ser su novia. Todos nos quedamos helados y en silencio, me sentí tan mal por él, sólo le hice gestos a ella por ser inoportuna al decirle eso delante de todos.
Seguimos chismeando y de pronto me percaté que Pepe; como le decía a José Eduardo de cariño; estaba alejado y pensativo. Me acerqué a él, y sin que dijera palabra le quise consolar, diciendo que también había pasado por una ruptura y que entendía su pesar.
Él me miró, yo lo abracé y le dí un beso en la mejilla, su hermano menor Armando, se acercó y sonrió, fue la sonrisa más grande que ví, en él o cualquier otra persona. Me supuse enseguida que creyó que estábamos en otro tipo de demostración de afecto.
Lo entendí así porque años atrás Pepe me declaró su amor, pero lamentablemente estaba con otro chico, y aunque él me gustaba no podía dejar de ser la niña fresa del barrio y andar con él, así que en aquel entonces lo rechacé.
Viendo que Armando pensaba eso, le dije jugando que su hermano ya era mi novio, Pepe me siguió el juego y me dio un beso en la mejilla, Armando estaba muy sorprendido y siguió preguntando si eso era verdad, yo le seguía diciendo que sí, así que me dispuse a darle otro beso en la mejilla a Pepe, pero no conté con que esté se volteara y terminamos dándonos un beso en la boca.
Todos se dieron cuenta y nos hacían burla de lo sucedido. Me puse colorada, no me desagradó para nada, pero no lo esperaba. Me pidió mi número de celular, el tenía un LG Optimus L3 y yo un Samsung Galaxy SIII,
Después de mensajearnos toda la noche, al día siguiente me pidió ser su novia. No sabía si estaba bien porque ambos acabábamos de tener una ruptura amorosa, pero por alguna razón mi corazón grito iSí!.
Pasamos juntos un mes maravilloso, se ganó mi corazón de un solo golpe, ya no me pertenecía, ahora era de él.
Damián regresó a mi vida, me pidió volvernos a ver pero yo lo rechazaba, no podía hacer mucho para evitarlo ya que estábamos en la misma escuela. Siempre fui sincera con Pepe y le dije lo que sucedía con Damián, era muy comprensivo y me dio la confianza, sabía que no regresaría con él, que jamás lo dejaría por Damián.
Después de unos días así, me empezó a extrañar que no llegaron esos días del mes que les llegan a todas las chicas de mi edad. Me puse a pensar y hacer cuentas, no podía ni siquiera acertar alguna sospecha.
Hablé con Pepe y le dije mi preocupación, vi en su carita una gran tristeza, porque claramente, si yo estaba embarazada no era de él, ya que no tuvimos intimidad.
Le comenté a Damián, aunque no le gustaba la idea tampoco parecía tan preocupado. Me hice la prueba de embarazo y resultó positiva.
Cómo era posible?, Ya había pasado el examen a la universidad, y me sentía inmensamente feliz a lado de Pepe.
Cuando le conté a Pepe el resultado, se le salieron las lágrimas y en ese momento me dijo que él se haría cargo, que le dejara estar conmigo y ser el padre de mi hijo. No respondí nada, lo pensé esa noche.
Decidí que no, no lo arrastraría conmigo, él tenía un futuro hermoso por delante y por mucho que me doliera, él tenía que seguir adelante y quizá encontrar a alguien que sí lo mereciera.
Cuando hablamos el lloro de nuevo, y yo no pude evitar abrazarlo y llorar como una niña pequeña a la cual le quitaron su chocolate favorito.
Esa fue la última vez que hablamos, fue una despedida amarga.
Damián se ha hecho cargo de nuestro hijo, nos hemos casado y si soy sincera no sé si ha sido lo mejor, pero quiero pensar que sí, por mi pequeño bebé, para que crezca con sus padres.
Jamás olvidaré a Pepe, mi viejo amigo de la infancia y mi último amor.
Sigo predicando lo que él me dijo una vez, -No dejes jamás de amar a tu hijo, jamás lo culpes de nada, y haga lo que haga su papá no lo tomes contra él.
Claro que jamás odiaría a mi niño, pero entendí lo maravilloso que Pepe es como persona.
La profecía del fin del mundo no me mató, pero definitivamente acabó con una parte de mi vida y nació otra.
Hoy escribí tu nombre, tanto el largo como el corto, y mi corazón se llenó de gozo, aunque lloré de nuevo tu ausencia, escribí nuestra historia y se la susurré a ella, para que vea en mis letras tu esencia.
Lee el PG. No se trata de una línea de tiempo. Es un momento.