Domingo 30 de enero de 2022
Hola, soy yo otra vez, hace más de medio año que no te veo, y he de aceptar que estos meses sin verte para mi han sido un completo infierno, para ti, probablemente fue fácil, tienes trabajo en el cual pensar y no tienes tiempo para otro tipo de cosas.
El día de ayer vi una foto tuya, te mirabas tan guapo, tan feliz, tan lleno de vida, sentí envidia, no lo niego, tú pudiste seguir con tu vida como si nada y yo, yo sólo me tomo mi tiempo para pensar.
Anoche tomé una fuerte decisión, debo dejar de pensarte, dejar de buscarte, dejar de escribirte y, sobre todo, dejar de amarte, porque ésta última no es más que la pura verdad, te amé (y probablemente aún lo hago), cada latido de mi corazón te pertenece. No te puedo sacar de mi vida con facilidad, te paseas descaradamente por los pasillos desordenados de mi mente, quitándome por completo el sueño, y en estas noches de insomnio, me pongo a pensar, ¿qué pasaría si realmente hubiésemos llegado a ser algo más? ¿Serías igual de feliz que yo? No lo sé, ni lo sabré, la única certeza que tengo es que, desde que te conocí no dejé de pensar en ti, tu sola existencia me llenaba de un gozo y de una alegría inexplicable, todo a mi alrededor eras tú, cada canción tenía tu voz y tu esencia, cada taza de café tenía tu olor, cada tarde tenía la calidez y la frialdad de tu mirada, cada brisa gritaba tu nombre.
Si te pudiera ver en este preciso momento, te daría un gran abrazo, besaría tu mejilla y te miraría a los ojos, esperando detener el tiempo al menos por unos segundos, tomaría tu mano y te diría lo que pienso y callo, lo que por miedo no digo:
-Quédate, no te vayas, quédate esta noche, este día, esta semana o toda la vida.
Porque mi amor por ti no es algo que pueda borrar de la noche a la mañana, mi amor por ti se asemeja a caballos desbocados difíciles de controlar, este amor me desborda el pecho, me quema el alma, me carcome por dentro, pero, ¿qué le vamos a hacer? Una no decide a quien amar, sólo sucede en el momento menos esperado, no lo llamaré destino ni casualidad, porque de ser así, mi karma sería no estar contigo.
Si alguna vez nos volvemos a ver, no digas nada, lo prefiero así, prefiero que nos miremos en silencio, que nuestra mirada diga lo que no nos atrevemos a decir.
Atentamente:
-M-
P.D: Si existe la reencarnación, pediré al cielo, que tu y yo volvamos a encontrarnos en nuestra próxima vida.