Oruro, 29 de enero de 2022
Para ti:
A media noche, me animé a escribir una carta para ti; al principio pensé que ya era tarde para hacerlo y quise borrarla, pero entonces recordé lo que me dijiste en aquel entonces: “No es tarde, nunca es tarde para decirlo” ¿Pero en verdad no es tarde ahora? ¿No es tarde para nosotros?
Nuestra historia comenzó cuando la nieve empezó a caer. ¿Recuerdas ese día? Me aseguraste que terminaría odiándote, no te equivocaste; sí te odié… y yo no me equivoqué al decir que no te olvidaría. Pues mira, aún escribo para ti.
Si recuerdo el pasado, mis lágrimas caen todavía. No he sanado por completo. Los traumas siguen surgiendo, tú eres parte de ellos; aun así, con todo y eso, he logrado sobrevivir. Ya no me asfixia. Solo duelen los recuerdos y lo que me he hecho…
Llegaste a mi vida cuando estaba llena de remordimientos y tristes recuerdos, llegaste cuando la esperanza se había esfumado, cuando solo buscaba el fin de este peso, cuando vivía fingiendo; sonriendo frente a quienes eran mis compañeros. De tantas personas ahí presentes, solo tú me descubriste. Retiraste mi máscara y me abrazaste. Reparaste con ese gesto lo que estaba en pedazos. ¿Es posible olvidar a alguien así?
El amor que tú me enseñaste, fue el más honesto que pude conocer. El más dulce que pude tener, tu amor me enseñó a crecer y por siempre, es el que recordaré.
Encontré la paz y felicidad en un solo lugar y fue junto a ti. Me motivaste a vivir, enseñándome el valor de estarlo. Siempre sonreíste para mí… aunque lo único que querías era huir.
Cuando las cosas se ponían mal, iba corriendo hacia ti; tú me esperabas con los brazos abiertos y decías: “Está bien, estoy aquí” Me salvaste, pero sigo pensando que no debiste hacerlo. Yo no quería estar aquí. No lo merecía.
Dijiste que debía confesar sobre mis pesares a quienes fueron los culpables de mi ansiedad. Tenías razón, ese fue el final de mi dolor. “Cuentas con una familia y amigos que estarán siempre para ti. Lo tienes todo. En cambio yo…” Es cierto, yo lo tenía todo, pero tú me tenías a mí. Sabías que estaría para ti. ¿Por qué no confiaste en mí? ¿Fue difícil de decir? ¿Te arrepientes ahora que ya no estás aquí? Porque yo sí, me arrepiento por no haber llegado a tiempo para ti.
Pensé que siempre estarías para mí, fue egoísta pensar así; pero no imaginaba una vida sin ti. Cuando uno se enamora, llega a creer que no existe un fin. Todo es alegría hasta que termina. Todo brilla, hasta que deja de existir.
“Lamento no decírtelo en su momento, pero lo hago ahora, aunque ya esté muerto… te amé desde que llegaste a mi triste invierno.” Dejaste una carta que contenía tu último deseo, un regalo que me recordaría la promesa que nos hicimos bajo ese cielo. Me pediste que te perdone por mentirme, porque fue así; tú me mentiste, dijiste que nos veríamos mañana, aún despierto con la esperanza de verte, pero ya no estás ni estarás aquí.
Perdóname por no haber notado tu sufrimiento, perdóname por creer que estarías bien si yo lo estaba. Perdóname por no decirlo en su momento, pero lo hago ahora, aunque ya estés muerto… te amé desde que llegaste a mi triste invierno y te amaré hasta el día en que desaparezca de este mundo.
Espérame bajo nuestro frío invierno, ahí volveré cuando mi tiempo se acabe y cumpla mi misión. Espérame con los brazos abiertos, sabes que regresaré a ti… y entonces seremos felices de nuevo.
-Fanny-
¡Hermoso! Gran trabajo Fanny👏🏼👏🏼👏🏼