¡AUXILIO!…! Auxilio! Es lo que gritaba mi mente sin hablar, estaba pasando una pavorosa pesadilla ya anunciada. Mi voz se escuchaba en mi interior entrecortada, me acerque a Luisa, me sudaban las manos, con temor de ser descubierta por el hombre que prácticamente nos secuestró.
Bajamos de la camioneta, las dos mirábamos al secuestrador al borde de un abismo, que a pesar de la espesa neblina y la oscuridad que envolvía la quebrada se escuchaba al fondo, muy al fondo un riachuelo, Estaba el hombre maquinando a cuál de las dos lanzarnos, me agache en un gesto rápido recogiendo con mi mano un puñado de tierra, lo mismo vi hacer a luisa que además se guardó una piedra.
El efecto de la escopolamina (ahora sé que hay algo que te quita la voluntad) estaba pasando, ya hacían algunas horas, las dos estábamos más conscientes y hablando entre dientes decimos intentar salvarnos. El hombre en un gesto de remordimiento o de miedo por el destello de luz de unos faros gigantes decidió sacarnos de ahí.
Nuestro sentido de supervivencia se incrementó al doscientos por ciento, continuábamos en carretera sin rumbo, le di un leve codazo a Luisa para sentirme acompañada, y casi al oído le dije reloj, giro su muñeca con suaves movimientos ¡eran las dos de la mañana! Cuanto tiempo había pasado desde que supuestamente un buen hombre se ofreció a acercarnos a nuestra casa, se veía amable, de sonrisa amplia, (casi no se le distinguían rasgos prominentes por la oscuridad), corpulento, de mediana estátura que sin plan siniestro nos llevó a dos chicas en la parte delantera y a 3 en el balde de la camioneta. (Ellas decidieron bajarse antes).
Tres días antes del baile del Novato de la Universidad llegue presurosa al auditorio, donde sentí el deber de avisarle a Jovi que tuve una pesadilla Amenazante en la que las dos éramos protagonistas le comente que estuvimos a punto de morir en manos de un asesino, abusador de mujeres. Ella muy elocuente se reía y no le pareció importante, y eso disminuyo la carga disimulando mi temor.
Me siento desesperada! No sé dónde estoy! La carretera sigue oscura y el motor de la camioneta no se detiene, solo sé que me dirijo al norte de mi provincia, pasan uno que otro transporte pesado, quiero gritar y no puedo, quiero llorar a mares y solo pocas lagrimas corren por mis mejillas, siento a luisa con un temblor extraño y alcanzo a ver una punta de algo metálico, era una lima de uñas que llevaba fuertemente apretada en la mano.
Se silencia el motor en medio de la carretera y empieza a traquetear la camioneta y el hombre ¡feo!..! Horrible! Pide que me baje a empujar, sentí un bocado de libertad, el quito los seguros de la puerta y me baje, al momento que quise topar la camioneta el secuestrador arrancó como si esa máquina tuviera alas. Grite en una mezcla de liberación, rabia, miedo y dolor. ¡Se había llevado a Luisa!.
Seguía llorando desesperada, me orille a lado de unos arbustos, solo dos camiones grandes pasaron por el lugar, me daba miedo, seguía pensando en Luisa y la suerte que le había tocado, decidí adentrarme más a las ramas y sentía que espinos desgarraban mis medias y mi vestido,( se llevó mi cartera). El cansancio, el frio y el temor me invitaron a sentarme en el suelo hasta que amaneciera.
Se escuchaba mi nombre ¡M…..! y mi sentido de alerta agudizó mi oído ¡era Luisa ¡que en la carretera empinada bajaba en mi búsqueda, nos encontramos maltrechas y nos abrazamos, lloramos y casi no quiso hablar de lo que paso, advertí en su mirada un reproche a la vida que perecnó por mucho tiempo.
Mis acciones me dicen que tengo una capacidad de resiliencia que me ha permitido integrarme al mundo sin ser tan desconfiada. Son innumerables los sueños premonitorios que tengo, no sé si poseo una señal sub consiente de eventos importantes que pasaran, que ha ido disminuyendo por dejarme arrastrar por el materialismo.
Mery.
El apogeo está muy bien, lo que está confuso es el uso de la alternancia, solo has un cambio temporal, y regresa al apogeo.
Gracias Romí, para mi tu observación es un cumplido,lo voy a editar.