Pensé durante 1 hora, 32 minutos y 10 segundos si hacer o no esta carta y llegue a la conclusión de que hacerla sería la manera más sana de sacar todo esto que llevo dentro.
Te conozco desde hace poco tiempo, pero mi corazón me dice que él y el tuyo llevan unidos toda una vida, me parece interesante pensar que antes de mirarte, ya te amaba.
El primer día que mis ojos te observaron fue como admirar una noche llena de luz, y un cielo iluminado por millones de estrellas, y que decir de esa hermosa sonrisa, sin duda alguna nunca había visto una así de perfecta, con esa voz tan dulce te presentaste y ahí mi alma, ya sabía quien eras tú.
Cada día te veía más seguido y como amaba mirar esos ojos brillantes, podría pasar horas viéndolos y no me cansaría, y es que cada vez que te dirigías a mi, mi corazón palpitaba aceleradamente y las manos comenzaban a sudar, no sabía que era lo que en realidad sentía, solo sabía que me gustaba y que quería sentirlo por más tiempo.
Recuerdas esa noche que pasaste por mi, nos dirigimos a la playa, y con música buena comenzamos a bailar, la luna estaba gigante e iluminaba la arena del mar, de pronto sentimos pequeñas gotas de lluvia que mojaban nuestros rostros, me cargaste, diste vueltas conmigo en tus brazos y justo ahí mientras girabas tus labios besaron los míos, no se como explicar que el reloj se detuvo, el tiempo ya no pasó y ese impacto detuvo por microsegundos mi corazón, mi primer beso de amor estaba sucediendo allí, te vi, levanté la mirada y te vi, vi tus ojos brillando, tu sonrisa perfecta y esos gestos que solo hacías cuando de verdad eras feliz.
En ese momento lo supe, te amaba, me había enamorado de ti.
No se si aún esto sirva de algo, pero espero que cuando recibas esta carta, al leer mi nombre en el remitente tu corazón comience a latir más fuerte y que al abrirla, sea como si escucharas mi voz diciéndote esto: aún te amo.
“Nous danson sous la lune sourire parfait”
Hasta pronto.