Su mirada penetrante, me enseño a encontrar lo dulce en lo legítimo exento de sabor, me ayudo a reconocer defectos propios y convertirlos en virtudes, me dejo en soledad cuando en mi desesperanza buscaba huir de la verdad, aunque suene cruel eso me enseño a luchar por amor propio. Él no es exento del pecado, pero es el amor mas perfecto, aunque guarda en su inconciencia lo peor de un hombre enfadado, él se merece el cielo.
Ruego al de arriba que por amor no lo condene al aberno, su pecado es el apego emocional, por ser el hombre con mas amor para dar aunque exagere en su apego, conquista a muchos pero a otros asusta ese amor tenaz, bello, incondicional y lo maravillosamente leal. Aunque hoy me rinda ante su amor: es por lo pequeña que soy ante su magnitud, él merece el corazon mas puro y sin un pasado turvio, por ello le regalo esta libertad dolorosa, dolorosa porque el sentimiento mutuo en ambos vivo se encuentra pero una fuerza casi magnética nos aleja en cada pelea. Nunca olvidare el amor mas grande y desgarrador de mi alma.