A mi amor verdadero, sobre cuanto anhelo el momento en el que estemos juntos.

Amor, he practicado en mi mente, innumerables veces, la sonrisa con la que atraeré tu atención el día en que nos conozcamos. Amor, no esta bien tener deseos que difieran de las disposiciones del destino, pero el amor que siento por ti, aún sin conocerte, expía la culpa de mi error; y es que quisiera, si es posible, de alguna manera, adelantar ese momento donde nos veamos por primera vez. Te reconoceré y tú a mí, como si la vida futura que viviremos juntos susurrara algo a mi corazón cuando te vea. Se abrirá una brecha temporal, cuando te vea, que convertirá las marcas divisorias entre el pasado y el futuro en un puente indistinguible del presente; veré en tus ojos todo lo que me motivará a no demorar los pasos en la dirección en la que te encuentres, y mis palabras harán un eco a la voz interior con la que disertas en tu corazón, amor, cuando te hallas enamorado. Yo seré el encuentro de tu vida con el motor de las palabras de tu conciencia, que han dejado desperdigadas por tu existencia razones infinitas para amarme. Quiero que me veas, y te des cuenta de cuanto llevamos esperando este momento, y lo hagamos durar, para los dos. Amor, cuando te encuentre, tus labios me invitarán con locura a besarlos, y retrasar la hora de partida a cualquier destino que me arranque de tus brazos.